Nadie diría que a sus 37 años Danays Bautista ha vuelto a nacer. Consciente de que su accidente pudo ser fatal, ella se crece en la adversidad: "El dramatismo anula, no tiene sentido. Son hechos desafortunados, pero si te quedas anclado... de ahí no sales", dice con una voz melódica, carente de cualquier atisbo de rencor.
Los primeros días en el hospital "reviví el momento una y otra vez, pero luego lo tienes que digerir para poder continuar", reflexiona esta invidente cubana que llegó a Madrid en 2008 "aturdida y asustada". Por eso, cuando se acercan a ella con "fatalismo", Danays piensa: "¿Quién se ha caído, tú o yo?".
Decidida a alterar su rutina sólo lo justo, ha vuelto al suburbano donde el pasado 17 de mayo perdió su brazo izquierdo en un "accidente límite" en la estación de Nueva Numancia. "No me da miedo el metro, pero he ido acompañada porque aún me siento insegura", reconoce. "Una persona ciega con bastón ya tiene una mano menos. Ahora..., en mi caso, la inseguridad se multiplica".
Lejos de amedrentarse, Danays tiene planes a corto plazo: "Quiero dar un concierto de agradecimiento antes de finales de año", sueña. Eso, y "volver a Cuba de vacaciones, sin fecha, en cuanto pueda". Y es que fue el malecón de La Habana el que vio forjarse a esta artista amante "del jazz, la música clásica y la folclórica".
Mayo fatídico
Mientras Danays habla, su madre, Hilda, le acerca el café y "da gracias" porque haya sido sólo el brazo. 32 años antes, también en el mes de mayo, una bala perdida de la Policía cubana dejó ciega a su hija. El proyectil rebotó en la puerta de su vivienda y encontró a la niña en su camino. Entonces lo superó con "fuerza de voluntad", dice su madre, que confía en que lo logre de nuevo.
Lo peor, de lo que ambas son conscientes, es el peaje que pagará la artista. "Lo más duro ha sido encajar que no volveré a tocar la guitarra", confiesa Danays, que a los dos años ya aporreaba palos de escoba a modo de instrumento.
"Quitarle drama mola, pero me ha pasado un tren por encima", dice sonriendo.Por eso su futuro musical pasa ahora por cantar, componer y "trabajar con los teclados", algo en lo que ya está inmersa cuando el dolor se lo permite. "No me gusta la inactividad", sentencia.
Una larga rehabilitación
Su semblante no presagia los "dolores" que sufre Danays. "No te desespera, se tolera, pero está ahí". Normal. Hace menos de una semana que le han descubierto la herida del brazo y su cuerpo "responde poco a poco, a días". Y no sólo es el brazo. "Tengo edemas en la pierna, porque de ahí cogieron venas para intentar el reimplante", que falló. Ahora tiene por delante una larga rehabilitación para "reaprender" a vivir su vida.
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