Prodigy revoluciona el FIB y suple con bravuconería la falta de vatios

  • La banda de Essex congregó al mayor número de fibers en su escenario.
  • PIL ofreció un concierto notable, pero sin gran seguimiento.
  • Sunday Drivers emocionó con su adiós.
  • FOTOGALERÍA: Momentos del FIB
El cantante del grupo inglés Prodigy, durante su actuación en el Festival Internacional de Benicásssim (FIB Heineken).
El cantante del grupo inglés Prodigy, durante su actuación en el Festival Internacional de Benicásssim (FIB Heineken).
Domenech Castelló /EFE
El cantante del grupo inglés Prodigy, durante su actuación en el Festival Internacional de Benicásssim (FIB Heineken).

No importó que los responsables de sonido no calcularan adecuadamente el volumen al que ha de sonar un concierto de The Prodigy y que es, concretamente, a todo trapo. Ni que el ahorro de decibelios provocara que el público apostado a más de 30 metros de los laterales del escenario que la banda de Liam Howlett amenazaba con romper no pudiera reconocer sus composiciones con claridad. El directo punk –caña- electrónico de los de Essex hizo agitarse a los asistentes del FIB del sábado durante más de una hora con una fórmula imbatible que intercala beats salvajes y distorsión.

Las sacudidas estuvieron capitaneadas por sus grandes éxitos, entre ellos Breath y World’s on fire. En general, los británicos no se complican, pero son altamente efectivos, sobre todo a la hora de despertar la euforia tras la medianoche, cuando corre el alcohol y se despierta el deseo irrefrenable de menearse.

<p>PIL 544</p>

Poco antes la potencia sonora de PIL (en la foto de arriba), proyecto capitaneado por el ex Sex Pistols John Rotten (en realidad, John Lydon), proponía electrónica y punk bailable. La puesta en escena ofreció grandes momentos protagonizados por el vozarrón de Rotten, pero no obtuvo la respuesta del público, que abandonó precipitadamente el auditorio en cuanto comenzaron a sonar los primeros compases de los cabezas de cartel.

El adiós de Sunday Drivers

La tercera jornada del festival de Benicassim también gozó de momentos emotivos. Desde el escenario Fiberfib, The Sunday Drivers ofreció su último directo antes de poner fin a una aventura musical que ha durado 11 años. Después de Benicassim,  aseguraron, "no habrá más discos ni habrá más conciertos".

Los toledanos desgranaron sus singles–desde On my mind a My plan- con la destreza casi mecánica que les ha convertido en un nombre habitual de los grandes festivales de música indie del país. El público expresó sus sentimientos con un grito: "No os separéis".

Más tarde, Ian Brown, que años atrás había pisado las mismas tablas para ofrecer un concierto escuálido, se reconcilió con los fiber e invitó a la nostalgia a los seguidores del sonido Manchester y de su antigua banda, The Stone Roses. Reforzado por una legión de músicos de nivel, los temas de su álbum más reciente, My way, despertaron interés pese a la fragilidad de la voz de Brown. Este, por su parte, mantuvo su habitual actitud entre pasota y chulesca, incluso cuando la fuerza vocal empezó a fallarle.

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