Un millón y medio de afectados por el ‘tsunami’ siguen sin casa

Un año después del maremoto que devastó el sureste asiático, las ONG denuncian que la ayuda llega con lentitud. Familiares y supervivientes homenajearon ayer a las miles de víctimas.
Homenajes en todo el sureste asiático. Las playas de Indonesia, Sri Lanka, Tailandia, la India... fueron ayer escenario de cientos de homenajes muy emotivos a las víctimas del maremoto. En la imagen, el ‘Bebé 81’, el pequeño Abilass, que pudo recuperar a sus verdaderos padres gracias a la prueba de ADN.
Homenajes en todo el sureste asiático. Las playas de Indonesia, Sri Lanka, Tailandia, la India... fueron ayer escenario de cientos de homenajes muy emotivos a las víctimas del maremoto. En la imagen, el ‘Bebé 81’, el pequeño Abilass, que pudo recuperar a sus verdaderos padres gracias a la prueba de ADN.
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Homenajes en todo el sureste asiático. Las playas de Indonesia, Sri Lanka, Tailandia, la India... fueron ayer escenario de cientos de homenajes muy emotivos a las víctimas del maremoto. En la imagen, el ‘Bebé 81’, el pequeño Abilass, que pudo recuperar a sus verdaderos padres gracias a la prueba de ADN.
Un año después del mortal  tsunami que devastó las costas del sureste asiático, los efectos del maremoto siguen siendo visibles, muy visibles. La ONU ha estimado que harán falta más de cinco años para reconstruir las zonas más castigadas. El dinero necesario (la comunidad internacional ha donado 8.500 millones de dólares) llega con lentitud, ha denunciado la ONG Intermon Oxfam, que asegura que el 80% de los 1,8 millones de desplazados (es decir, millón y medio) viven todavía en refugios temporales.

El turismo quedó también muy dañado. La Organización Mundial del Turismo cree que los países del sureste asiático afectados tendrán que esperar todavía un año para recuperar este mercado, que hoy en día es un 20% inferior al que había antes del maremoto. Ayer, supervivientes y familiares de las víctimas participaron en los emotivos homenajes que recordaron el primer aniversario de la catástrofe.

Ese trágico día, un 26 de diciembre de 2004, el mar engulló a más de 232.000 personas, el 40% de ellos niños. Las aguas se llevaron todo lo que encontraron a su paso: miles de vidas, árboles, casas, poblaciones enteras...

Países afectados

Indonesia: Fue el país más cercano al epicentro y, por tanto, el más afectado. Tuvo 167.000 víctimas (entre muertos y desaparecidos). Muchos pueblos costeros perdieron al 90% de sus habitantes.

Sri Lanka: Fue el segundo país más afectado (38.000 víctimas). El agua se ‘comió’ la isla, ya que penetró varios kilómetros tierra adentro.

India y Tailandia: El primero tuvo 16.000 víctimas y el segundo, 5.300, la gran mayoría turistas extranjeros (entre ellos dos españoles) que disfrutaban de una mañana de sol y playa.

África: El maremoto también se sintió en Somalia y Tanzania (África) y otros países asiáticos como Malasia (400 víctimas en total).

Todas las fotos en  www.20minutos.es

No sólo muerte, también la paz

Aunque el maremoto sólo trajo muerte y destrucción, también tuvo, aunque parezca imposible, una consecuencia positiva. El Gobierno indonesio y la guerrilla nacionalista de Aceh, la zona más afectada por el tsunami, llegaron a un acuerdo en agosto de este año (ocho meses después de la catástrofe) para poner fin a un conflicto que ya duraba 30 años y que había provocado 12.000 víctimas. Las dos partes reconocieron entonces que el maremoto fue decisivo para comenzar las negociaciones de paz.

Una ola de 15 metros de altura a 500 km por hora

El maremoto tuvo su epicentro a 30 km de profundidad y a 250 de la costa más cercana, la de Aceh (Indonesia). Empezó exactamente siete segundos antes de las 7.59 hora local y duró sólo tres minutos. En ese tiempo, el maremoto liberó una energía de 475 megatones, el equivalente a 23.000 bombas atómicas. Sólo una pequeña fracción de esta fuerza se transmitió al agua que estaba encima, pero fue suficiente para desencadenar el desastre.

Las gigantecas olas (de hasta 15 metros) que provocó el terremoto marino llegaron a las costas a una velocidad de 500 km/h. La primera llegó a Indonesia en 30 minutos. Dos horas más tarde atacaba Sri Lanka, Malasia y Tailandia, y cuatro horas después, la India. Aún pasaron otras cuatro horas más cuando llegó a Africa.

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