Moratinos espera que el borrador del primer Plan de Acción Cultural Exterior esté a finales de verano

González-Sinde recalca que centralizar toda la acción en un solo órgano "no es el camino"

El ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, Miguel Ángel Moratinos, espera que para finales de verano pueda estar listo el borrador del que será el primer Plan Nacional de Acción Cultural Exterior, lo que supondría tener ya el "proyecto final".

"Si a finales de verano podemos contar con el borrador, será un paso sustancial muy significativo para que nos sintamos orgullosos de esta nueva manera de abordar la acción cultural española en el exterior", ha señalado el ministro este lunes al inaugurar un encuentro en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) junto a la titular de Cultura, Ángeles González-Sinde; la directora del Instituto Cervantes, Carmen Caffarel, y el rector de la UIMP, Salvador Ordóñez.

Los dos ministerios trabajan desde noviembre pasado de forma conjunta para buscar nuevas fórmulas en la proyección exterior de España y la acción cultural del país fuera de sus fronteras. El Plan Nacional de Acción Cultural Exterior, en el que se trabaja desde enero, será el que defina las prioridades de esa acción para obtener "el máximo impacto por cada euro invertido".

Según explicó González-Sinde, se quiere conseguir que sea un "ejercicio verdaderamente transversal" para que el plan "no nazca de los despachos ministeriales" sino de las "demandas" de los "creadores" y, por eso, se ha realizado un proceso de consultas en el que se han recabado opiniones de más de 300 personas, instituciones y sectores protagonistas de la acción cultural exterior.

El resultado de esas consultas se plasma en un estudio que en breve estará disponible en las páginas web de ambos ministerios, pero la titular de Cultura ya avanzó algunas de las conclusiones, la principal, que "la acción cultural exterior debe ser una prioridad en la proyección internacional de España".

Aunque hay muchos aspectos que deben definirse todavía, subrayó que el estudio adelante ya un "punto esencial" que ha sido objeto de "debates intensos durante años" y concluye que la idea de centralizar toda la acción cultural exterior en un único órgano, "no es el camino".

En palabras de la ministra, el camino que "mejor sirve" a la proyección cultural española "ha de ser más ágil y más avanzado". "Frente a la centralización, tenemos que potenciar la coordinación; frente a la rigidez, la flexibilidad; frente a la homogeneidad, la diversidad; y frente a la uniformidad, la creatividad", apostilló.

También Moratinos rechazó el "falso debate" sobre quién debe impulsar la acción cultural exterior que, desde su punto de vista, "no se podría comprender sin el Ministerio de Cultura" ni tampoco sin el de Exteriores, que tienen que estar "íntimamente unidos, coordinados e involucrados, trabajando conjuntamente".

González-Sinde opinó que si la sociedad y la cultura españolas se sitúan "entre las más dinámicas y diversas del mundo" es precisamente porque el sistema político "es uno de los más descentralizados". A su juicio, eso "genera un esfuerzo adicional", pero "la búsqueda de consensos y sinergias evita el anquilosamiento y favorece la renovación permanente, la creatividad, el talento, el dinamismo y la capacidad de adaptación a los cambios".

Por ello, abogó por diseñar un modelo de planificación de la acción cultural exterior basado en una "arquitectura flexible pero funcional", con participación de todos los "sectores concernidos" y "abierto a todos", de forma que "cualquier actuación cultural en el exterior, independientemente de quién la protagonice, quede enmarcada bajo la marca general de España".

Impacto económico

La ministra resaltó la importancia de la acción cultural exterior, que se asocia de manera rápida a la imagen de marca y, en consecuencia, repercute también en términos económicos.

En efecto, consideró que esa acción cultural exterior es "decisiva económicamente", pero recalcó que también lo es "moralmente", porque los "valores" de nuestra cultura son "necesarios" en un mundo en el que hay "violencia, pobreza, desigualdad y no poca intolerancia".

En esta línea, el ministro de Exteriores señaló que la cultura es "el vehículo que más facilita el entendimiento, el diálogo y, por tanto, la paz", y se mostró convencido de que mejorando la "diplomacia cultural", "muchos de los conflictos se podrían resolver mucho más fácilmente".

Precisamente lo que buscan los dos ministerios trabajando conjuntamente —al amparo del acuerdo que firmaron en noviembre pasado—, es mejorar la acción cultural exterior, un elemento fundamental porque, según dijo, "difícilmente se podría comprender una diplomacia del siglo XXI" si no integrara la "diplomacia cultural" en todos sus instrumentos y actuaciones.

Consolidación del instituto cervantes

Moratinos destacó el papel que desempeña en este sentido el Instituto Cervantes y apostó por "ir consolidando" los avances de los últimos años (en 2004 tenía 40 centros repartidos por todo el mundo y ahora son ya 78) y, en la medida que lo permita el presupuesto, aumentar la presencia en "muchas de las capitales de la comunidad internacional", no sólo en Europa sino también en Asia e incluso África, un continente que "despierta y necesita más vinculación a todo lo referente al español".

El ministro reconoció que se oyen "cantos de sirena" que dicen que hay que modificar el Instituto Cervantes pero, en su opinión, cuando las cosas van bien no hay que cambiarlas, sino "apuntalarlas y darles más consolidación". Lo contrario, según dijo, responde a "la lógica" de algunos "correligionarios" políticos que intentan "lanzar un debate que no ayuda a la consolidación de la acción cultural exterior".

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