La Audiencia de Valladolid juzga hoy lunes, día 28 de junio, a un joven, Pablo César C.C, al que se acusa de un delito de asesinato en grado de tentativa cometido en diciembre de 2008 cuando, supuestamente, propinó a otro una brutal paliza y le causó gravísimas lesiones cerebrales que le obligan hoy a depender de forma absoluta de terceras personas.
El presunto autor de este delito, al que se aplica la atenuante de encontrarse afectado por el alcohol y la cocaína, podría ser condenado a una pena de 11 años de cárcel, junto con la obligación de indemnizar a su víctima en la cantidad de 29.000 euros por los días que tardó en curar y otros 600.000 euros por las secuelas, cantidades a las que habría que sumar 60.744 euros en favor del Sacyl por los gastos de su asistencia, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.
El incidente se produjo en la madrugada del día 6 de diciembre de 2008 cuando el procesado, de 22 años, conoció a su víctima, Alexandro F.R, y otro joven con los que pasó algunas horas en distintas discotecas de Valladolid.
Ya de retirada, sobre las 07.15 horas y en la calle Juan García Hortelano, el acusado pidió insistentemente a sus acompañantes que le llevaran a casa, lo que provocó el enfado de Alexandro F.R, quien golpeó al primero en la nariz.
En respuesta, Pablo César C.C. propinó a su oponente diversos puñetazos que dejaron a éste en el suelo inconsciente, momento que, según el fiscal, aprovechó el primero para, aprovechándose de la total indefensión de Alexandro F.R, lanzarle patadas y puñetazos por todo el cuerpo, especialmente dirigidos a la cabeza y "guiado por el propósito de acabar con su vida".
A causa de los golpes recibidos, la víctima sufrió, además de fracturas orbitaria derecha y de los huesos propios, un grave traumatismo craneoencefálico, con fractura-hundimiento frontal derecho asociada a lesión cerebral, y fracturas frontotemporales derechas e hidrocefalia ventricular.
El herido precisó de tratamiento médico-quirúrgico y estuvo hospitalizado un año, tras lo cual presenta como secuelas síndromes neurológicos de origen central y un deterioro muy grave de las funciones cerebrales superiores, lo que le obliga a mantener una total dependencia de otras personas.
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