La UIMP contará el curso que viene con una Escuela Internacional de Postgrado

El rector apuesta por ser "más duros" en la selección de los cursos para "mantener la calidad"
Salvador Ordóñez
Salvador Ordóñez
UIMP/EP
Salvador Ordóñez

La Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) contará el curso que viene con una Escuela Internacional de Postgrado y Doctorado, un centro que pretende ser uno de los proyectos "emblemáticos" de Cantabria Campus Internacional.

Así lo adelantó el rector de la UIMP, Salvador Ordóñez, en el transcurso de una entrevista con Radio Nacional de España en Cantabria recogida por Europa Press.

Ordóñez señaló que este centro tiene que ser "internacional" y "abierto", y aspira a ser un lugar "donde nadie se queda", sino, al contrario, un sitio al que "va" tanto la gente "que quiere aprender" como "los que pueden enseñar".

La idea es que sea un centro de formación "de excelencia" en el que se transmite el conocimiento de temas "novedosos y punteros" con el objetivo final de transmitir luego esta aportación a la sociedad.

Este proyecto emblemático se enmarca dentro de Cantabria Campus Internacional, la iniciativa conjunta de UC y UIMP que logró el reconocimiento para Cantabria como Campus de Excelencia Internacional de ámbito regional, en una participación conjunta que se extiende también al "interesante" Máster en Administración y Gestión Portuaria.

Pero además, esta iniciativa también responde al objetivo que tiene la Menéndez Pelayo de prestarle más atención a los postgrados y doctorados, una facultad que le reconoce expresamente la propia Ley Orgánica de Educación y que hasta la fecha era un "gran déficit".

De hecho, esta misma semana la UIMP ha nombrado a sus tres primeros doctorandos propios.

Entre los proyectos de futuro de la universidad, se encuentra la extensión de su actividad por Iberoamérica, para lo que, según adelantó el rector, Buenos Aires (Argentina) va a acoger cursos de verano "austral" promovidos por la UIMP.

"Estamos construyendo cosas sólidas", opinó el rector de la UIMP, que mostró su "ilusión personal" con la colaboración con el Colegio de Méjico, que ha llevado a que el Premio Internacional Menéndez Pelayo, anunciado este año desde América, se haya convertido "de facto" en un premio iberoamericano.

Y si se consigue "arrancar" la remodelación del tercer pabellón de las Llamas, se tendrá la posibilidad de hacer "algo llamativo" en él, según apuntó sin ofrecer más detalles.

Cursos de verano

Mientras tanto, como cada verano, la universidad continúa con sus tradicionales cursos durante estos meses, cuya financiación, vinculada también a patrocinios, no se ha resentido demasiado de la crisis económica, más allá de las "reducciones oportunas" en aportaciones o duraciones de los cursos que se extenderán a la próxima edición.

Ordóñez confía en que cuando se supere la crisis "habrá más demanda" de participación en los cursos, pero, en cualquier caso, considera que hay que ser "muy exigentes" y "más duros" en la selección de la actividad académica.

De hecho, en su opinión, el número de cursos de verano no debería exceder de los 200 cursos por año, como forma de "mantener el nivel" y la "alta especialización" que tienen en contenidos como la investigación, los temas productivos y corporativos o los talleres más prácticos.

"Podríamos hacer más, pero falta espacio, y para dar un servicio de calidad no se puede crecer demasiado porque se pierde el carácter artesanal, una marca de calidad unida a las siglas de la UIMP", reflexionó.

Por eso, ya en la actualidad, no se elige a cursos "que no aporten nada nuevo" o que no tengan un componente de internacionalización.

Ordóñez agradeció la colaboración de las instituciones cántabros en el apoyo a la UIMP y valoró que en la región no ha encontrado "ni un sólo problema" porque la sociedad "responde muy bien" a sus peticiones.

También elogió el papel que juega el personal de "la Casa", una institución a la que, "cuando se empieza a sudar por ella", se la "coge cariño".

Finalmente, destacó su propio "afán de contribuir a su país", sin precisar a que se dedicará cuando finalice su mandato como rector. "No sabré nunca jubilarme, seguiré trabajando en nuevas aventuras", confesó Salvador Ordóñez.

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