El Juzgado de lo Penal número 2 de Valladolid condenó a penas de dos años de cárcel a Bernardo E.B. y su primo Enrique R.E. como autores del denominado 'atraco del cobre' registrado en agosto de 2009 en el Polígono de San Cristóbal y del que fue víctima el propietario de la empresa 'José Manuel Vallejo Rodríguez C.B', sita en la calle Titanio de la referida área industrial.

La sentencia se produjo al alcanzar un acuerdo las partes, de forma que la juez, sin llegar a celebrar el juicio, dictó sentencia 'in voce' consistente en dos años de privación de libertad para Bernardo E.B. y Enrique R.E. por delito de robo con intimidación y violencia y multa de 540 euros para la novia del segundo de los condenados, Joana Z.V, ésta por simulación de delito, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.

Los hechos se remontan a principios de agosto de 2009 cuando Bernardo E.B. se presentó en la empresa de la víctima, José Manuel Vallejo Rodríguez, a quien mostró su propósito de comprarle cobre, conversaciones que finalmente concluyeron en un acuerdo consistente en que el primero pagaría al empresario 52.700 euros a cambio de 16.470 kilos de material.

Así, en la mañana del día 11 de agosto el acusado fletó un camión hasta el polígono vallisoletano y allí cargó el cobre en la calle Topacio, no sin antes hacer entrega a su propietario del dinero convenido dentro de una bolsa.

Sin embargo, nada más separarse, entró en escena el otro condenado y primo del anterior, Enrique R.E, quien se acercó al empresario y esgrimiendo una pistola le exigió que tirara el dinero, a la vez que montaba la supuesta arma y le encañonaba. Se inició entonces un forcejeo entre ambos y la bolsa con el dinero cayó al suelo, desparramándose parte de los billetes, si bien el asaltante logró al fin coger el botín, de unos 50.000 euros, y huir a bordo de un turismo conducido por otra persona.

El vehículo fue objeto de persecución por parte de la policía, lo que obligó a sus ocupantes a abandonarlo en la Estación de Ferrocarril de Cabezón. Ese contratiempo obligó a la tercera persona condenada, Joana Z.V, propietaria del turismo y pareja de Enrique R.E, a simular que el vehículo se lo habían sustraído persona o personas desconocidas días antes cuando lo tenía estacionado en Bilbao, para lo cual interpuso denuncia en la Comisaría de la capital vizcaína.