El acusado, que ha permanecido en prisión provisional desde entonces, llegó custodiado por la Policía Nacional a la Sala de la Sección Segunda, y, antes de entrar, fue agredido por la propietaria de la casa siniestrada, que le propinó una patada y varios golpes, situación que motivó que los agentes la identificaran y le advirtieran de que podía quedar detenida.

Superado el incidente, comenzó la vista oral, en la que el hombre, que se enfrenta a 12 años de prisión por un delito de incendio, aseguró que la dueña de la vivienda es su "amiga" y que no pretendería "nunca" hacerle daño ni amenazarla. Por ello, negó que prendiera su casa y mantuvo que aquel día estuvo por varios bares de La Zubia, ingiriendo gran cantidad de alcohol. Según dijo, se gastó entre 50 y 80 euros en bebida, con el dinero que previamente había conseguido del empeño de una sortija.

La propietaria de la vivienda incendiada, que estuvo muy afectada durante su declaración, indicó que aquella noche ella no estaba en su casa, y que fueron sus hijos los que la avisaron por teléfono de lo que había ocurrido. Al llegar a su domicilio, los vecinos le describieron al hoy acusado, que meses antes, según afirmó, la había estado "persiguiendo" porque tenía "obsesión" por ella, a pesar de que el inculpado tenía pareja. Lo conocía del pueblo, pero no lo denunció creyendo que "no se iba a llegar a lo que pasó".

También declararon hoy dos de sus hijos, que vieron cómo ardían las cortinas del dormitorio de uno de ellos y que también había sido prendida la puerta de entrada, la única salida posible de la vivienda, ya que las ventanas tenían rejas. Los jóvenes consiguieron sofocar las llamas y salir por la puerta y, con la ayuda de los vecinos, alertaron a la Guardia Civil, que detuvo al imputado.

El hombre fue identificado por una de las vecinas, que lo había visto "merodeando" y en "actitud sospechosa" antes de que se iniciara el incendio alrededor de la vivienda siniestrada. Así, la Guardia Civil procedió a su arresto, observando que el hombre tenía síntomas evidentes de haber bebido, según afirmaron hoy los agentes que lo detuvieron.

La Fiscalía ha mantenido su petición inicial de 12 años de prisión para el procesado, mientras que la defensa solicitó su libre absolución o subsidiariamente que se le condene a 2,5 años de cárcel por un delito de incendio con las atenuantes de consumo de alcohol y retraso mental.