Un SMS recibido en el teléfono móvil del joven Acacio Javier A.I, juzgado hoy en Valladolid por delito de tráfico de drogas, podría llevarle a pasar los próximos cuatro años y medio en prisión, tal y como solicitó el Ministerio Fiscal, ya que dicho mensaje fue enviado, supuestamente, por la persona para la que estaban destinados los casi 18 gramos de cocaína que la policía ocupó al procesado.

Éste, vallisoletano de 29 años, fue interceptado el día 17 de octubre de 2008 en la última planta del aparcamiento de Vallsur, en Valladolid, en posesión de varios trozos de hachís y de una papelina de cocaína, así como de 17,84 gramos de 'coca' dentro de dos 'deditos' o envases cilíndricos que ocultaba bajo la tapa del claxon de su vehículo.

Aunque en el momento de la detención reconoció que la droga estaba destinada a una tercera persona, durante el juicio celebrado hoy en la Audiencia de Valladolid Acacio Javier A.I, en declaraciones recogidas por Europa Press, se desdijo y alegó que toda la mercancía era para su autoconsumo. Sobre el por qué de su versión inicial, el acusado aseguró que se encontraba muy nervioso y explicó que si entonces dijo que la droga era para otra persona fue "por temor a la reacción" de sus padres y su novia si se enteraban de que consumía.

"No sabía que mi primera declaración iba a tener tanta trascendencia y alcanzar esta magnitud", indicó el joven, quien momentos antes de concluir la vista volvió a proclamar su inocencia. "¡No soy ningún traficante, tengo una hija de cuatro años y medio y no me merezco esto!", lamentó.

Pese a ello y la petición absolutoria de la defensa, la representante del Ministerio Fiscal mantuvo invariable su solicitud de cuatro años y medio de prisión y multa de 2.000 euros tras considerar acreditada la plena culpabilidad del joven, tanto porque la droga intervenida "excedía lo que se considera autoconsumo" como por el referido SMS descubierto en su móvil y que era del siguiente tenor: "Necesito dos vainas, llámame. Víctor", precisamente los dos envases cilíndricos descubiertos en el claxon del coche del acusado.

La acusadora pública se apoyó igualmente en el testimonio de los dos agentes que intervinieron en la detención, ya que ambos explicaron que decidieron identificar a Acacio Javier A.I. debido a su "comportamiento sospechoso", ya que se hallaba dentro del centro comercial con la mirada fija en la zona de aparcamiento, "como si estuviera esperando a alguien", advirtió uno de los funcionarios.