«Valencia es una tierra de pecado»

El bibliófilo Rafael Solaz repasa la historia de la represión sexual en la ciudad en el libro La Valencia prohibida.
BIO. Nació en el barrio del Carmen hace 55 años. Ha escrito cinco libros y prepara dos: uno de delincuencia callejera y otro de actividades ilegales.
BIO. Nació en el barrio del Carmen hace 55 años. Ha escrito cinco libros y prepara dos: uno de delincuencia callejera y otro de actividades ilegales.
Agencias
BIO. Nació en el barrio del Carmen hace 55 años. Ha escrito cinco libros y prepara dos: uno de delincuencia callejera y otro de actividades ilegales.

¿Valencia es tierra de pecado?

Sí, por nuestro carácter abierto y porque hay puerto de mar, lo que favorece los contactos.

¿Cuáles son los barrios o zonas más liberales?

Del xiv al xvi el llamado burdel de Valencia, un auténtico pueblo dentro de la ciudad que estaba permitido. Ahora, la parte marítima, por la playa nudista y el picadero en El Saler.

¿La Ribera despunta en frecuencia amatoria?

Es una percepción del prologuista, pero sí es cierto que donde hay puerto suele haber prostitución. Otra cosa son las relaciones íntimas, que históricamente se trasladaban a Valencia porque era más grande e impersonal. Los pueblos habitualmente son más cerrados y las críticas, feroces.

En su libro habla de cartillas moralizantes, ¿persisten?

Sí, con otras formas: panfletos o pastorales de la Iglesia.

¿Y las pajilleras?

Eran el último escalón de la prostitución. En los cincuenta y sesenta había prostitutas mayores bajo el río que sólo masturbaban. Ahora, en Barón de Cárcer y cerca de Músico Peydró se ven mujeres de edad, pero supongo que harán lo que les pidan.

La Valencia prohibida está salpicada de dichos populares como Diner que es guanya pel cul, se’n va com el fum, ¿con cuál se queda?

Con su doble intención y con que solían achacar al sexo desenlaces fatales.

La ciudad tenía muchas fábricas de condones, ¿no?

Sí, de fabricación manual, con gomas para apósitos. En pueblos de interior se cosía la piel fina del animal. Eran lavables.

¡Cómo en el chiste!

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