El presunto asesino de Ordóñez dice que ésta se suicidó y que no lo contó por miedo a ser culpado

El presunto asesino de la asturiana Beatriz Ordóñez, que fue encontrada muerta en octubre de 2006 en un canal de riego de Vélez de Benaudalla (Granada), mantuvo hoy que la mujer, que era viuda, se suicidó después de decirle que "quería irse con su marido" y que él, que intentó detenerla, no pudo hacer nada para evitar que se precipitara por la presa. "La intenté coger por los pantalones pero se me escapó", aseguró el acusado, que alegó no haber informado de lo sucedido a nadie por miedo a ser culpado de la muerte.

En la primera sesión del juicio en la Audiencia de Granada, que celebrará dos sesiones más los próximos 25 de junio y 2 de julio, el procesado, José Miguel H.G., afirmó que no mantenía una relación sentimental con la fallecida, sino simplemente de amistad, a pesar de que ella le había cedido su coche, que se había ido a vivir a unos cien metros de su casa, en Híjar, donde él vivía con su esposa e hijo, y de que ambos tenían una cuenta corriente en común.

Según relató ante el tribunal, el día de los hechos, el 10 de octubre de 2006, recogió a Beatriz a la salida del trabajo, sobre las 20,00 horas, y ésta le dijo que la llevara a Motril, que "quería ver la playa de noche". El acusado accedió, según dijo, porque se sentía en deuda con ella, ya que incluso había logrado un puesto de trabajo como técnico en prevención de riesgos laborales gracias a su mediación.

Tras permanecer pocos minutos en Playa Granada, ambos emprendieron la vuelta en coche a Granada, pero ella quiso parar a la altura del viaducto y los dos subieron hasta el Partidor de Cañizares. Una vez allí, Beatriz le llegó a decir que quería "irse con su marido", que "aquí no hacía nada" y que quería quitarse la vida. En ese momento, José Miguel llegó a decirle, según él mismo ha reconocido, que si quería efectivamente suicidarse que lo hiciera "cuando estuviese sola". Entonces él la quiso retener con sus brazos y empezaron un forcejeo que acabó con la caída al suelo de Beatriz y con que ésta se golpeara la cabeza contra un muro.

Según el testimonio del procesado, la asturiana consiguió zafarse de él y corrió hacia la barandilla de la presa, desde donde se arrojó al vacío, a pesar de que él mismo intentó evitarlo agarrándola por los pantalones. Después, bajó a buscarla, pero no la encontró y decidió irse y no avisar a la Guardia Civil, porque creía que podía ser culpado.

Llegó a su casa, le dijo a su mujer que había estado ayudando en un accidente de tráfico para justificar la presencia de sangre en su camisa; al día siguiente sacó 300 euros para pagar su casa de la cuenta de Beatriz; y dos días después se marchó con su mujer y sus suegros a Asturias, donde permaneció varios días.

Se habían conocido en asturias

Por la época en la que Beatriz falleció, ésta estaba muy "deprimida" porque no le habían renovado su contrato laboral y estaba a punto también de quedarse sin casa. Ambos, según José Miguel, se habían conocido en Asturias unos 14 años antes, cuando él era conductor de autobús. Él se trasladó con su mujer e hijo a Híjar, adonde después se mudó Beatriz, a escasos cien metros de José Miguel.

Nunca, según aseguró, mantuvieron relaciones sexuales, salvo el día en que la asturiana murió. Según José Miguel, por la mañana ella le llevó a su casa para enseñarle una lámpara y, con esa excusa, comenzó a masturbarle. José Miguel se llevó entonces en coche a Beatriz y le dijo que "no iba a dejar" a su mujer y que no le había gustado lo que había hecho, por lo que la asturiana le pidió perdón.

El inculpado, que negó hasta en casi una decena de ocasiones que violara y asesinara a Beatriz sin muestras de nerviosismo, no supo explicar por qué la asturiana fue encontrada prácticamente desnuda en la acequia, ya muerta, y justificó también en el miedo a ser culpado el que escondiera la documentación y las tarjetas de crédito de la mujer en la rueda de repuesto de su vehículo, que luego encontró la Guardia Civil en una inspección.

José Miguel también ha sido interrogado por el caso de otra mujer que apareció muerta en la bañera de su casa en Níjar (Almería), al parecer a consecuencia de un infarto, con quien reconoció haber mantenido una relación extramatrimonial.

En la sesión de hoy también declararon los forenses que practicaron la autopsia al cadáver de la mujer, que concluyeron que ésta murió de forma violenta por sumersión, que recibió un golpe que la pudo dejar inconsciente en la cabeza con un objeto con la superficie de impacto de forma cuadrangular, y que antes de fallecida mantuvo relaciones sexuales, sin acreditarse que ésta fueran violentas.

Más de una decena de testigos

Hoy declararon además un total de 13 testigos, entre ellos el vigilante de la presa, de la Agencia Andaluza del Agua, que encontró el cadáver que atoraba una de las acequias; los jefes y los compañeros de trabajo de Beatriz, que sostuvieron que ella era "muy reservada", "inteligente" y "culta"; el que fue su pareja sentimental poco tiempo antes de que se produjera su muerte, que, junto con la hermana de la fallecida, destacó la vitalidad de Beatriz, sin "tendencias suicidas". Asimismo, la hermana, Adelaida Ordóñez, aseguró que Beatriz nunca le contó su relación con José Miguel, pero las amigas de ella sí le aseguraron que ésta existía y que él le había prometido que dejaría a su mujer, algo que la asturiana no se creía.

También ofreció su testimonio la ya ex mujer del procesado, que dijo que desconocía la relación que pudiera tener con Beatriz y que precisamente en el momento en el que se produjeron los hechos el matrimonio vivía "el mejor momento" de su vida. Tras lo ocurrido, el marido le ofreció sus explicaciones, que "en cierta manera" ella sí ha creído.

Dadas hoy por concluidas las pruebas testificales, el próximo viernes está previsto que continúen las periciales, para dar paso el 2 de julio al trámite de conclusiones e informes de las partes personadas. La Fiscalía solicita provisionalmente para el acusado un total de 30 años de prisión por un delito de asesinato y otro de agresión sexual con la agravante de aprovechar circunstancias de lugar, tiempo o auxilio de otras personas.

Por los mismos delitos la acusación particular, que ejerce la familia de la víctima, eleva su petición a 35 años de cárcel. Asimismo, el Ministerio Público reclama para los herederos de la mujer, natural de Sama de Langreo, un total de 240.000 euros en concepto de responsabilidad civil. La defensa, por su parte, pide la libre absolución argumentando que la mujer se suicidó.

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