Razón no le falta, porque el espectáculo atrapa desde el primer segundo y ya no te suelta hasta que se apagan las luces. De pie, bajo una carpa circense de 17 metros de alto –que es todo escenario–, el público percibe los sentimientos de amor, odio, enojo y ternura que transmiten, sin necesidad de texto, los doce actores-acróbatas.

Para lograr ese efecto hipnótico, De la Guarda se sirve de la percusión, el canto gutural, las luces, el agua y, sobre todo, de unas increíbles coreografías aéreas.

Estas últimas son su signo distintivo y por lo que se la conoce y se la imita en todo el mundo. De la Guarda fue la primera en meter arneses y mosquetones en el teatro y ha hecho del vuelo –en el que llega a participar algún despistado espectador– un lenguaje poético y tan contundente como un puñetazo en el estómago.

* Carpa de la Muralla Árabe. Cuesta de la Vega. Tel.: 902 150 025 (Ticktackticket) y 902 400 222 (El Corte Inglés). V. y S., 20.00 y 22.30 h. D., 19.00 h. 29 euros. Hasta enero.

La dura profesión de actor

Para ser actor no basta con saber recitar un texto. Los artistas de De la Guarda, como si fueran triunfitos, han de pasar arduas audiciones de miles de personas y saber un mucho de casi todo. Aquí tienen además que aprender a volar, lo que les exige una dura formación física. Después de meses, consiguen disfrutar con ello; y se les nota.