"No hubo pelea ni nada", declaró ante el Tribunal del Jurado en el juicio contra D.R.A., para quien el Ministerio Fiscal pide una pena de 17 años de prisión por un delito de asesinato y una indemnización por importe de 150.000 euros a los familiares del fallecido.

La mujer compareció hoy como testigo ante la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Cantabria, donde rememoró la noche del 25 de septiembre en la que fue junto a su novio en un local de Torrelavega.

En un momento de la noche, estuvieron con el acusado, al que conocía "de vista", pero "de hablar, nunca". En la conversación, D.R.A. les ofreció drogas, pero ellos lo rechazaron y esa noche no consumieron ninguna sustancia.

Sin embargo, la versión de esta testigo difirió respecto a la que relató un camarero del establecimiento. Así, mientras ella dijo que el saludo fue normal, el camarero dijo que le dio "dos besos" y "le abrazó", de forma que resultaba "evidente" que se conocían.

Y si en la versión de la pareja del fallecido ella y su novio se fueron juntos del local mientras el camarero estaba detrás de ellos, el camarero contó que se fueron juntos.

Fue después cuando se produjo el ataque, sin que mediara discusión, ya que el fallecido, natural de Valladolid y de 29 años de edad, "no era violento para nada", por lo que tampoco llevaba un arma. Su madre le describió como un joven "con muchos amigos" que "siempre estaba ahí para ayudar a todo el mundo".

Poco después, cuando el empleado empezaba a limpiar el local, la novia de la víctima llamó a la puerta y le comunicó la agresión.

La Policía acudió y vio el cuerpo, así como el arma, en el que, sin embargo, no pudieron encontrar "ni huellas ni rastros de sangre ni nada".

Las heridas que presentaba el cadáver, según recordaron las forenses, afectaron a "todos los órganos directamente" y son "compatibles" con el uso de un arma blanca.

Estas peritos confirmaron el consumo "habitual" de cocaína por parte del acusado.