La poda de las copas no ha servido para ahuyentarlos y no se sabe qué hacer para que se vayan, así que los vecinos de esta plaza tendrán que soportarlos hasta febrero, cuando previsiblemente emigrarán al norte de Europa.
El estornino deja huella
Así quedó un coche que estuvo aparcado debajo de los árboles de la plaza de la Trinidad (en la biblioteca de San Nicolás), donde anida una gran colonia de estorninos pintos.
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