El agresor compartió banquillo con su amigo David B.V, acusado de una falta de lesiones y que también se reconoció culpable, por lo que en su caso los doce días de localización permanente que pedía para él la acusación pública se rebajaron a seis, mientras que un tercer joven acusado de idéntica falta, Francisco S.A, no llegó a comparecer en la vista, si bien su abogado solicitó para él una sentencia absolutoria por entender que no había quedado probada su participación en los hechos.

Ante la confesión de la autoría por parte de los dos primeros, el juicio se celebró parcialmente con el testimonio de ambos y de sus dos víctimas, Marcos O.L. y Nicolás M.S, quienes les identificaron plenamente como quienes, junto al otro acusado ausente, les agredieron en la Plaza de Portugalete en la madrugada del 29 de junio de 2008.

"estaba muy borracho".

Antes de la conclusión del juicio, el principal imputado, Daniel M.L, se acogió a su derecho de decir unas últimas palabras para dirigirse a los dos jóvenes lesionados con el fin de excursarse por lo ocurrido. "¡Lo único que deseo es pedir perdón a estos chicos porque ese día estaba muy borracho!", alegó, en declaraciones recogidas por Europa Press, un arrepentido joven cuyo gesto fue valorado por el presidente de la Sala.

En concepto de responsabilidad civil, Daniel M.L. deberá indemnizar a Marcos O.L. en la cantidad de 3.220 euros, en lugar de los 920 euros que pedía inicialmente el fiscal, y además éste y los otros dos acusados podrían ser también condenados a indemnizar, de forma solidaria, al segundo lesionado, Nicolás M.S, con 2.560 euros.

Los hechos se produjeron cuando los tres procesados increparon a los dos lesionados, momento en el que se inició una discusión entre todos ellos. Cuando las víctimas intentaban marcharse, Daniel M.L, golpeó a una de ellas, Marcos O.L, en la boca con una litrona, momento en que los otros dos imputados se abalanzaron sobre el amigo del anterior, Nicolás M.S, y cuando éste se encontraba ya en el suelo fue golpeado por el primero con la misma botella de cerveza, que recibió además patadas por todo el cuerpo.

El primero de los agredidos sufrió la rotura parcial de los dos incisivos centrales superiores, quedándole como secuela una pequeña fractura parcial de los ángulos inferiores internos de ambas piezas dentales susceptible de reparación por ortodoncia, mientras que a la segunda de las víctimas quedó como secuela una cicatriz apenas perceptible de 3,5 centímetros en la región parietal derecha.