La exposición 'Demasiado Mundo' convierte el Centre del Carme en el último refugio de un planeta en ruinas

La Sala Ferreres del Centre del Carme de Valencia se transformará a partir de hoy en el último refugio de un mundo imaginario devastado por la catástrofe, en el que la vida humana tal y como se conoce en la actualidad ha dejado paso a una nueva etapa mutante, recreado por la artista palentina Marina Núñez en la exposición "Demasiado Mundo".

La creadora ha trabajado durante 16 meses en una muestra que aprovecha la estructura arquitectónica de la sala del antiguo Convento del Carmen para sumergir al visitante en el último remanso de paz de un mundo destruido, que sólo se intuye a través de las seis puertas al exterior, ubicadas a lo largo de la misma. "La idea es que el interior está bien, pero cuando se abren las puertas se ve que el mundo está acabado", indicó Núñez durante la presentación de la obra.

En su intento por mostrar el fin del mundo actual, Núñez conjuga la ruina "romántica" con la industrial, por lo que los vídeos en tres dimensiones de cada una de las seis puertas abiertas al exterior muestran escaleras e iglesias destruidas y piedras amontonadas con un amasijo de cables, tubos y hierros de origen contemporáneo. Las proyecciones, de un marcado carácter trágico, incluyen explosiones, de las que nacen cuerpos mutantes.

Más allá de la destrucción, la artista castellano-leonesa indicó que el objetivo principal de la obra es mostrar el inicio de un territorio "posthumano", en el que la muerte deja paso a una regeneración de la vida. "He pretendido crear imágenes ambivalentes, que muestran los ciclos constantes de muerte y regeneración que llevan a un mundo distinto, mutante, y que, además, no es confortable", apuntó Núñez.

Tras la sala principal, el visitante se adentra en dos pequeñas habitaciones en las que la artista ofrece más detalles sobre el nuevo mundo. En la primera de ellas, presenta tres infografías de mujeres mutantes que se funden con una naturaleza muerta y proceden a la regeneración de la vida. La sala restante, por su parte, proyecta tres vídeos de féminas atormentadas, de cuyas cabezas sale una protuberancia imposible e irracional.

Completan la recreación una inquietante música de ambiente y las imágenes fluorescentes de caras mutantes colocadas estratégicamente sobre los escalones de la galería, que la artista ha hecho suya. "La Sala Ferreres está muy respetada arquitectónicamente y ha motivado iconográficamente mucha de la obra", que estará abierta al público hasta el próximo mes de julio, reconoció Núñez.

Además de la propia autora y de la comisaria de la exposición, Alicia Ventura, ha asistido a la inauguración el asesor científico del Consorcio de Museos, Felipe Garín, quien destacó que el proyecto de Núñez tiene "un interés especial" por haber sido pensado especialmente para el Centro del Carmen. "Es una exposición reflexiva y también pesimista que reflexiona sobre el mundo, la vida, la muerte y la quimera. Es una reflexión que no está de más realizar alguna vez", apuntó.

Alegoría del mundo mutante en formato audiovisual

Para recrear su alegoría del nuevo mundo mutante, Núñez ha dedicado 16 meses de trabajo "intenso" en los que ha combinado la pintura con el diseño audiovisual, dos ámbitos en los que confesó sentirse "igual de cómoda", ya que, en el fondo, "el movimiento del pincel y el ratón es parecido". No obstante, precisó que "hay algo en el ordenador" que le "hipnotiza".

"Ha habido momentos de tortura en estado puro, pero el día de la inauguración uno siempre cree que todo ha merecido la pena", aseveró la artista, que ya ha visitado Valencia en anteriores ocasiones, con exposiciones propias en La Gallera y la galería Tomás March.

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