Ese día, los últimos Routemasters, como se los conoce aquí, dejarán de prestar servicio en la línea 159, última que quedaba, entre Marble Arch, en la punta oeste de la céntrica y siempre concurrida Oxford Street hasta Streatham, en el suroeste de la capital.

Esos iconos de Londres, cuya desaparición ha echado de menos el propio príncipe Carlos de Inglaterra pese a que no se sabe que los haya utilizado demasiado, han sido progresivamente sustituidos por otros autobuses del mismo color y también de dos pisos, pero con dos puertas y sin cobrador.

A partir de diciembre, prácticamente los únicos Routemasters que quedarán en la capital británica serán los reservados a turistas o alquilados para publicidad o por alguna ocasión especial.

Están en venta. Su precio: de 12.000 a 45.000 euros

Muchos de los ya jubilados de otras líneas han pasado mientas tanto por la compañía Ensign Bus Company, de Purfleet, en el condado de Essex, donde se pueden adquirir por unos 12.000 euros, aunque los restaurados totalmente tal y como eran en los años cincuenta pueden salir por unos 45.000 euros.

Existe incluso una asociación dedicada a los Routemasters, cuyo vicepresidente, Andrew Morgan, se queja de que el Ayuntamiento de Londres haya decidido abandonar esa popular flota pese a que hace cinco años se dotó a los autobuses de nuevos motores menos contaminantes que los originales.