La noche del lunes, Alfonso Lara recibió su primer Premio Max. Nominado en la categoría de Mejor Actor de Reparto por Urtain, Alfonso Lara compartía candidatura con Alberto San Juan, con quien se alternó en el papel del mánager.

A 20 minutos le adelantó que, de ganar la manzana, tendría un momento para acordarse de la gente “que nunca recoge un premio”; de sus amigos, su mujer y sus hijos, y de San Juan, a quien correspondería “la mitad”. Así fue.

¿Cómo lleva lo de trabajar a contracorriente, los fines de semana, por ejemplo, cuando descansan los demás?

Yo lo prefiero a un horario arreglado, como tenía antes cuando trabajaba en el banco. Entonces me aburría profundamente.

Desde luego, con la cantidad de facetas artísticas que abarca, cuesta imaginarle con un trabajo “normal”.

Digamos que soy, como dice el refrán, aprendiz de todo y maestro de nada. Aunque no sé dónde escuche hace poco que si habías desempeñado tu oficio durante 10.000 horas, ya se te podía considerar maestro. ¡Y actuando llevo ya 15 años!

¿Su principal faceta es, entonces, la de intérprete?

No, me gusta tanto dirigir como actuar. En el futuro, de hecho, me gustaría más dedicarme a escribir y a dirigir mis cosas que a actuar. Como la dirección lo abarca un poquito todo (música, luz, actuación…), en ella me siento realmente cómodo.

¿Cree que para ser un perfecto director hay que haber trabajado como actor primero?

No, para nada, igual que no hace falta haber pasado por una escuela para ser un espléndido actor. Pero sí es cierto que si has sido actor, eso te da una mayor comprensión de los actores, porque los actores son personas muy vulnerables, sobre todo en un proceso de trabajo.

¿Le gustaría que se le conociera más por alguno de sus otros trabajos que por sus papeles televisivos?

¡No! A mí me gusta que a la gente le guste lo que hago, que se lo pase bien, se entretenga, sienta, piense…, que mi trabajo le resulte estimulante. Me da igual el formato que sea. Tampoco tengo un personaje favorito de los que he interpretado.

En cualquier caso, compaginar tantas áreas de trabajo debe de ser cansado.

Es cansado, pero también muy gozoso. Por eso muchos actores buscamos el teatro, porque es donde menos dinero ganas y lo más sacrificado, pero también lo que más satisfacciones te da cuando encuentras un proyecto como Urtain. Espiritualmente no tiene precio.

¿No se siente culpable por tener tantos trabajos cuando hay tanta gente en el paro?

Hay tanta gente con talento en esta profesión que no consigue un sitio donde mostrarlo… Por eso mi mayor ilusión es poder llevar adelante proyectos para darle trabajo a tanta gente que se lo merece. Aunque esto se da la vuelta en seguida, ¿sabes? Yo ahora mismo estoy en Amar en tiempos revueltos y en Urtain, y en junio no tengo nada. Seré un parado más si no me contratan antes.

Es verdad que la de actor es una profesión muy inestable.

Absolutamente. Y yo me puedo sentir un privilegiado, pero mi mujer, sin ir más lejos, no ha tenido tanta suerte. Trabaja hoy sí, mañana no, y así andamos.

¿Cómo hace, por ejemplo, para pedir una hipoteca?

¡Y con dos hijos que tengo! Si uno se pone a pensarlo, no haría las cosas. A mí me ha llegado el momento de que el banco me haya negado la hipoteca por ser un factor de riesgo. “Usted no tiene nómina”; dicen. “No, yo soy actor, mire, este mes tengo, el mes que viene, no”… Pero con los años te vas acostumbrando a cómo es esta profesión. Por eso un actor debe tener inquietudes; si estás esperando a que suene el teléfono, malo. Tiene de bueno que no todos los días son iguales, que viajas aquí y allá…

Cuando Urtain empezó a ser ya un éxito, ¿pensó que podría estar nominado al Max?

Nunca, de verdad. Sí sabía que iban a nominar a Roberto [Álamo], porque está espectacular, a Andrés [Lima], a Animalario… Incluso me fastidió un poco que nos nominaran a Alberto y a mí por el mismo trabajo, porque hay trabajos como el de Luis Bermejo, el de Raúl Arévalo, que para mí son merecedores de la nominación también...

De cara a junio, le gustaría que sonara el teléfono y le dijeran…

“Soy un director de cine (risas) que va a hacer una película estupenda y he pensado que tú eres el ideal para interpretar este personaje”. Me apetece hacer más cine porque es lo que menos he hecho. O “somos del INAEM; el proyecto que has presentado nos parece maravilloso y vas a hacerlo”.