De este modo, el imputado incidió en que los hechos denunciados son "inciertos", pues su sobrina, aunque esa noche estuvo cenando en un bar en compañía de la hija y de la pareja sentimental del acusado, "nunca" llegó a entrar en su domicilio el día de autos, a pesar de lo cual la madre de la presunta víctima llegó por la noche a casa del acusado "insultando y diciendo que qué le había hecho a su hija".

Por su parte, la madre de la menor de edad señaló que su hija llegó la noche del 20 de junio de 2009 a su domicilio "corriendo, asustada, acalorada y con los ojos muy abierto", por lo que le pregunté "qué le había pasado, pues imaginé que quizás mi hermano le había reñido por algo", tras lo que la menor contestó que el encartado "había abusado" de ella.

"Si Dios me hubiera dado fuerzas, le hubiera dado a mi hermano su merecido, pero me quedé paralizada y sin saber qué hacer", relató la madre de la presunta víctima, quien puso de manifiesto que fue al día siguiente de ocurridos los supuestos hechos cuando llevó a su hija a un centro médico para que fuera explorada.

Asimismo, y en declaraciones a Europa Press tras prestar declaración, la madre de la menor de edad señaló que ésta no puede salir sola a la calle y no puede hacer una vida normal como cualquier adolescente. En este sentido, alegó que su familia le ha dejado de hablar y que ha recibido múltiples amenazadas —directas e indirectamente— con el fin de que retire la demanda interpuesta a su hermano.

"La noche que denuncié a mi propio hermano mi padre me dijo que me iba dar dos tiros, me han apedreado mi casa, me hacen la vida imposible y mi familia me ha dejado de hablar, sólo tengo apoyo de una tía por parte de padre", añadió la madre de la menor. "En el momento que mi hija me contó lo sucedido me quería morir", añadió.

Los hechos

En su escrito de acusación, consultado por Europa Press, el Ministerio Público relata que sobre las 22,00 horas del día 20 de junio de 2009, y tras haber cenado en el bar de su abuela junto a su tía, su prima de dos años de edad y el procesado, la menor se marchó con éste último y su prima al domicilio de éstos en Guillena.

De este modo, indica que, "nada más llegar a su domicilio", el imputado cerró la puerta de la calle, abrió la del patio y, "sin encender la luz, estando ya en el salón, le metió la mano por debajo de la camiseta" a su sobrina.

Tras todo ello, sonó el timbre del domicilio y el procesado, antes de abrir la puerta a su tía, le dijo a su sobrina que lo que había pasado "no se lo dijera a nadie", tras lo que se puso el pantalón y se fue a abrir la puerta.