La actividad cultural de Sevilla pasa a manos de una empresa municipal

Ayer se presentó en sociedad el nuevo Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla (ICAS) con el apoyo de los artistas locales.
Padres recogen a sus hijos ayer en el Colegio Protectorado de la Infancia en Triana.
Padres recogen a sus hijos ayer en el Colegio Protectorado de la Infancia en Triana.
Aníbal González
Padres recogen a sus hijos ayer en el Colegio Protectorado de la Infancia en Triana.
El proceso de centralización de las decisiones, implantado por el Ayuntamiento en este mandato, llega ahora al área de Cúltura. Ayer se presentó en sociedad el nuevo Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla, una empresa municipal que, a imitación de la que tienen en Barcelona, se encargará de programar, organizar y gestionar todos los festivales (cine, flamenco...), los conciertos, las obras de teatro, las salas, exposiciones, etcétera.Organigrama

A diferencia del que funciona en la capital de Cataluña, que tiene al frente al concejal del ramo, en Sevilla será presidida por el propio alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, que suma así un nuevo cargo a su lista. La dirección política del día a día corresponderá al concejal de Cultura, Juan Carlos Marset, y la gestión a  los directores de Festivales y Programación, Domingo González y Federico Medrano.

La idea de crear un organismo municipal, pero externo al Ayuntamiento, para agilizar la gestión cultural de la ciudad ha contado con el apoyo de los profesionales del sector. Figuras destacadas de todas las artes y parcelas del mundo cultural acudieron ayer al acto de presentación, en el que la Junta prometió doblar su financiación para actividades culturales de Sevilla de uno a dos millones de euros anuales.

Es, precisamente, una mayor agilidad en la financiación de actos y espectáculos, la principal promesa al sector de la nueva empresa municipal.

Los que están en contra

El proyecto no ha nacido sin sus detractores y opositores, sobre todo en el ámbito de los funcionarios, técnicos y trabajadores de la Delegación. Temen perder sus funciones, y que sean personas de fuera las que hagan a partir de ahora su trabajo. Un miedo que se acrecienta según se sube la escala hacia los cargos altos. Sospechan que sus posibilidades de ascenso quedan anuladas por ocupar personas contratadas fuera los puestos directivos.

Antonio Canales. Bailaor. «Yo he trabajado con Marset en este Instituto desde sus comienzos. Engloba el mundo del arte, tanto teatro o música, como cine o flamenco. Es más importante de lo que creemos».

Esperanza Fernández. Cantaora. «Todos confiamos en la mejora que supone el Instituto para el mundo de la cultura sevillana, por eso estamos todos aquí. Ahora toca trabajar para que crezca con fuerza».

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