El Ballet de Montecarlo llegan mañana al Teatro Principal de Valencia para presentar un programa hasta ahora "inédito" en España y dirigido por Christophe Maillot, que conjuga una versión "muy cercana al original" de 'La Consagración de la Primavera' de Nijinski con una "divertida" visión de 'Shérézade' que plantea "cuestiones intelectuales" envueltas en una música que "deborda sensualidad".

El espectáculo, que estará en cartel hasta el 25 de abril, se une así a la conmemoración del centenario del nacimiento de los balles, a los que rinde homenaje con la reconstrucción de estos clásicos, presentados hoy en rueda de prensa por el propio Maillot y la directora general de Teatres de la Generalitat, Inmaculada Gil-Lázaro.

Para Maillot, la primera parte de este montaje es una "manera de decir hasta qué punto la 'La Consagración de la Primavera' sigue presente en la historia de la danza", tras una "reconstrucción apasionante" del orginal que ha llevado más de diez años, explicó. Se basa en la historia del sacrificio ritual de una joven virgen, elegida para celebrar la llegada de la primavera bailando hasta la muerte ante su tribu.

Tras una década en la que se ha realizado "casi una investigación polícial" a partir de dibujos y textos, se ha consiguido una "reconstrucción completa" del material perdido. Esta versión emula así "toda la riqueza" escenográfica y de vestuario que tenía esta obra del repertorio ruso, donde "la estética era un elemento importantísimo desde el principio hasta el final", resaltó.

"No se puede afirmar con seguridad, pero estamos muy cerca de la obra original que se estrenó en 1913". En aquel momento, supuso un estrepitoso fracaso y el público empezó a abuchear, dado que Stravinsky se atrevió a innovar más incluso que la corriente modernista francesa, la vanguardia en aquel momento. Para la época, era de una "modernidad sideral", señaló Maillot.

De hecho, ya entonces la coreografía de 'La Consagración de la Primavera' marcaba los pies de los bailarines hacia dentro, todo "lo opuesto, la antítesis a lo establecido en ese momento", en el que "no había danza contemporánea", ejemplificó el director francés.

Con un total de 48 bailarines, casi todos en el escenario al mismo tiempo para la representación, Maillot se mostró muy contento de poder traer a Valencia esta "sorpresa" escénica que puede entrañar algunas dificultades para moverse por Europa dada la envergadura del montaje.

Por su parte, 'Shérézade' era una obra que "desde muy joven tenía ganas de hacer". Hace tiempo Nureyev le propuso hacerla pero a Maillot le pareció "ridículo", confesó, cuando 20 años después se ha dado cuenta de que era una "idea genial", aseveró.

No obstante, quedan "pocas huellas" de esta obra, en la que el director de los Ballets de Montecarlo ha querido en todo momento divertirse y "jugar con el perfume de exotismo que tenían los rusos en ese momento" sin ninguna voluntad de volverla moderna.

Para ello, la mitad del vestuario y del decorado imita el original, mientras que la otra mitad realiza una "relectura" que "se inspira en su espíritu". A su vez, la música provoca una "orgía de sentimientos que desborda sensualidad" y "acaba siendo un espectáculo históricamente muy interesante que plantea cuestiones intelectuales" al tiempo que es "muy distraído".

En este sentido, Maillot defendió que "la mayor fuerza" de los ballets rusos es precisamente que son "muy innovadores, muy apetecibles y cercanos al público" y cuentan "con mucha gente sobre el escenario".

Una "tercera vía" para la danza

Por otra parte, preguntado por el premio Dansa València 2010 que recibirá mañana, Chistophe Maillot aseguró estar "muy contento, feliz y orgulloso". En este sentido, señaló que el galardón es para él un "estímulo para seguir avanzando" en su trabajo.

Así se mostró "muy agradecido" de que el premio "enfatice el uso del patrimonio de la tradición académica modernizándolo y dándole una actualización", algo característico en el trabajo del director francés.

Según dijo, "actualmente se considera que hay que ser muy contemporáneo o muy clásico, en un sentido casi rancio del término" pero Maillot consideró que esto no debe ser así. Por eso consideró "muy alagador" este premio, con el que afirmó tener la "sensación de haber encontrado una tercera vía" para la danza.