El proyecto de ley, que suscita la oposición de las compañías aéreas y las agencias de viajes, será examinado mañana en Consejo de ministros.
La medida impulsada por el presidente Jacques Chirac forma parte de los mecanismos innovadores de financiación necesarios, según París, para aumentar la ayuda al desarrollo y poder cumplir los Objetivos del Milenio fijados en una cumbre de la ONU en 2000.
Hasta la fecha, la imposición de una tasa sobre los billetes de avión sólo tiene el respaldo de Chile, Brasil y el Reino Unido.
En su campaña para convencer a otros países de que se unan a la iniciativa, está prevista una conferencia ministerial en París el próximo febrero.
Según la llamada "contribución de solidaridad", el gravamen sobre los billetes de avión vendidos en Francia sería de un euro en clase económica y de 10 euros en clase de negocios para cada vuelo interior galo y hacia todo destino del espacio económico europeo (EEE), es decir, los 25 de la Unión Europea más Liechtenstein, Islandia y Noruega.
Para los vuelos que salgan de Francia hacia destinos que no forman parte de la EEE, la tasa sería de 4 euros para los viajeros de la clase económica y de hasta 40 para los de primera o de negocios.
Las escalas no cuentan
Los viajeros que hagan escala en Francia no se verían afectados por el gravamen. Según las fuentes, si el país de destino también aplica la tasa, entonces el viajero la pagaría dos veces, a la ida y a la vuelta, según las fuentes.
El plan ha suscitado la oposición del sector aéreo. Según el sindicato de los aeropuertos franceses (Uccega), el costo de la colecta del gravamen podría elevarse a 70 millones de euros y suponer la pérdida de 3.000 empleos.
La idea de Chirac es que el producto de la tasa se destine de forma prioritaria a la lucha contra las grandes pandemias en los países en desarrollo.
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