Pruebas de sonido, guitarras eléctricas, pantalla de proyección y focos de neones presagiaban que la catedral de Santa Maria de Tortosa (Tarragona) se estaba preparando para acoger una misa atípica. Entre cámaras de televisión y cableado sobresalía el conocido como Padre Jony con su inconfundible melena rizada y una chupa de cuero al estilo rockero combinada con el tradicional alzacuellos de los sacerdotes.

El Padre Jony, actualmente rector de Les Casas de Alcanar (Montsià), pero nacido en Amposta, ha hecho que medio millar de personas, principalmente alumnos de secundaria de las escuelas e institutos de Tortosa, llenaran la catedral para ir a una misa particular. El motivo era conmemorar, con los más jóvenes, los 100 años de la Corte de Honor de la Virgen María de la Cinta, patrona de la capital del bajo Ebro.

Según la presidenta de la Corte, Maria Cinta Lamote, "queríamos que los jóvenes conocieran la devoción por la virgen de la Cinta y necesitábamos buscar a alguien que los pudiera atraer y pensamos en el Padre Jony". Lamote ha explicado que el obispo de Tortosa les dio permiso para celebrar esta misa rockera como una actividad más del programa de celebración de los 100 años de la Corte (que integran actualmente 500 mujeres).

La misa ha durado poco más de una hora. Desde el primer instante, el Padre Jony ha conseguido conectar con los adolescentes y fieles que han asistido y que aplaudían cada frase del cura. En la ceremonia, el Padre Jony ha combinado versiones de los cantos tradicionales de la liturgia como el Padre Nuestro rapeado o el Al·leluia, con canciones de su último disco como Aborregau, donde denuncia la falta de personalidad de muchos jóvenes.

El Padre Jony, que ya ha celebrado misas rockeras multitudinarias en Guatemala y Colombia, cree que este tipo de celebraciones pueden hacer que los jóvenes se acerquen a la iglesia. "Los jóvenes tienen inquietudes espirituales y no encuentran los canales de expresión adecuados, y la iglesia debe dar los pasos necesarios para utilizar nuevos lenguajes para que los jóvenes puedan expresarse", ha manifestado.

Pese a llenar el altar con guitarras eléctricas, teclados y batería, el Padre Jony no ha rehuido tampoco de hacer un sermón particular. Se ha servido de una mochila para explicar a los más jóvenes los valores que, según él, tenía la virgen. Una botella de vino, símbolo de fiesta y alegría, una pala y una escoba, y el tradicional cíngol (la cinta que, según la leyenda, la virgen de la Cinta dejó en Tortosa como muestra de protección, especialmente a las mujeres embarazadas) han sido los objetos que ha enseñado a los jóvenes pidiéndoles que tengan personalidad propia.

El ritual católico ha continuado hasta la comunión, que la mayoría de jóvenes han tomado. Para el final de la ceremonia, el Padre Jony se ha reservado el estreno de la versión rockera del Himno de la Cinta, que los asistentes no han dudado a corear. A la salida de la misa, algunos jóvenes como Joan Carles o Alba explicaban que la misa los había gustado mucho y que "irían más a misa si está este padre". Pero no sólo los adolescentes han salido entusiasmados, también la gente mayor ha alabado este tipo de ceremonia.