Niños mutantes: «Nos interesa crear estados de ánimo, no la perfección»

Niños Mutantes
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Ya no son tan niños. De Mano, parque, paseo (Astro, 1998) han crecido hasta llegar a Las noches de insomnio (editado el 22 de marzo por Ernie), en las que tiene mucho que ver que hayan sido padres, pero también que aún frecuenten los bares y den largas giras. «Sea por los críos o por currar, el caso es no dormir. Ahora tenemos una doble vida. Pero esas noches son un espacio sugerente en el que se mezcla el caos y lo místico y te vienen a la cabeza las cosas importantes e impactantes de tu vida».

Tal vez por eso, también su sexto disco es oscuro y crudo, «casi de denuncia social, de las complicaciones de la vida que todos llevamos. Ya no hablamos tanto de amor. Lo que eran pinceladas en otros discos ahora es el tema principal de las letras». Superados los diez años tocando juntos, los de Granada no se ven capaces de hacer canciones «en plan jovencitos desenfadados que piensan que el mundo es maravilloso. Cuanto mayor eres, más problemas tienes, la ecuación es casi matemática. Nuestros discos siempre han sido muy biográficos, desde que éramos unos niñatos que hablaban del amor platónico y pasional a una música un poco atormentada, aunque nosotros no lo seamos». Sin embargo, reconocen que la canción de adelanto, Errante, «es una de las más luminosas y desenfadadas que hemos hecho nunca. Nos nos avergüenza intentar ponernos trascendentales o serios, ya está Georgie Dann para hablar de las excelencias del verano».

El disco se grabó durante los primeros días del año, con métodos tradicionales (prácticamente en directo), en un cortijo de la Alpujarra, el estudio Grabaciones Peligrosas. «Lo hicimos mucho más rápido que nunca. No nos gusta divagar, las primeras tomas y las más espontáneas son siempre las mejores. A veces el estudio se convierte en una paranoia, casi una obsesión, se busca una perfección absurda. Queríamos evitar a toda costa la pulcritud y la frialdad. Un mes antes de grabar dejamos de ensayar para no perder la tensión, porque si machacas las canciones pierdes la ilusión y llegan al estudio quemadas. Hay que dejar espacio a la intuición, eso era un defecto en los discos anteriores: estaba todo muy milimetrado. Hemos querido conservar el punto salvaje de los directos. Lo otro no tiene sentido, es un proceso que se inventaron los técnicos, no los músicos. Nos interesa más que las canciones tengan un estado de ánimo que la perfección». En el resultado hay lugar para experimentos (improvisaron Quiéreme como soy y Los segundos, primer y último corte del disco) y clásicos mutantes (Mi mala memoria, Nada es perfecto).

Lo presentan en directo el día 17 en el Neu! (Madrid), el 24 en Barcelona (Sidecar) y el 21 de mayo en Valencia (El Loco).

www.myspace.com/nmutantes

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