El Colegio de Arquitectos de Cantabria (COACAN) entregó hoy sendas menciones honoríficas al arquitecto y pintor santanderino Juan Navarro Baldeweg y a la Fundación Marcelino Botín en reconocimiento a su labor a favor de la arquitectura, ya que los considera referentes en la mejora de la calidad de vida y convivencia.

El decano del Colegio, Ignacio Pereda, señaló que las distinciones reconocen tanto las obras como las trayectorias de Navarro Baldeweg y la Fundación, y deseó que otros profesionales orienten también su labor futura a mejorar la calidad de vida.

Navarro Baldeweg, que recibió la III Mención Honorífica 'Juan de Herrera', subrayó los "estrechos vínculos" de su labor profesional con su "tierra", Cantabria.

Explicó también que las raíces de cada trayectoria profesional se encuentran en la infancia, en "lo vivido en los primeros años", y se consolida en la adolescencia. En este sentido, el autor de Casa de la Lluvia de Santander o el Centro Cultural y Museo Hidráulico en los Molinos del Río Segura, en Murcia, consideró que él ha tenido una vocación "muy temprana y entusiasta", que ha estado marcada por la "entrega".

Tras recordar que fue pintor antes que arquitecto, Navarro Baldeweg se refirió a Santander como un "taller" con "más matices que contrastes" y "más luces que sombras", entre otras cosas.

Durante su intervención, en la que repasó su trayectoria, elogió a distintas figuras, como Juan Herrera —que da el nombre a la Mención Honorífica que recibió—, al que se refirió como un "hombre del Renacimiento universal" que hizo obras "tan magníficas" como El Escorial.

Arquitecto del Palacio de Festivales de Salamanca y el Museo de las Cuevas de Altamira y Medalla de Oro de la Arquitectura en 2008, Navarro Baldeweg también valoró la "extraordinaria labor" en la conservación del patrimonio arquitectónico y del entorno que hace la Fundación Botín, que recibió la II Mención Honorífica 'Leonardo Rucabado'.

"me siento el presidente obama"

Un galardón que recogió el director general de la entidad, Íñigo Saenz de Miera, quien confesó sentirse "un poco abrumado", ya que lleva poco tiempo en el cargo y tiene la sensación de "estar viendo crecer los árboles que otros plantaron".

También dijo sentirse como "el presidente Obama", ya que todo premio "obliga a comprometerse". En este sentido, confió en que desde la Fundación sigan desarrollando en el futuro una "sensibilidad arquitectónica" como hasta ahora.

La laudatio a favor de la Fundación corrió a cargo de Cristina Gutiérrez-Cortines, miembro del Grupo del Partido Popular Europeo (Demócrata-cristianos), quien consideró que la entidad ha restaurado edificios y templos usando "las mejores técnicas" y siguiendo las metodologías de la Unión Europea.

Entre otras iniciativas, se refirió al programa Patrimonio y Territorio que la Fundación lleva a cabo en el Valle del Nansa para el desarrollo integral de la zona pero manteniendo el paisaje tradicional.

El ex decano del Colegio de Arquitectos de Cantabria, Clemente Lomba, pronunció la laudatio a favor del "maestro" Navarro Baldeweg, un "artista comprometido con su tiempo".

De entre sus obras, destacó el Museo de Altamira, que se hizo en un "momento muy delicado" —en alusión a los problemas de conservación de la cueva original— y destacó que es un lugar "mágico", "espectacular" en lo que al sonido y la sensación que produce se refiere.

Profetas en su tierra

Al acto también asistieron el primer teniente de alcalde de Santander, Samuel Ruiz, y el presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla, quien se encargó de entregar las distinciones.

El jefe del Ejecutivo autonómico opinó que con Navarro Baldeweg y la Fundación Botín se rompe el tópico de que "nadie es profeta en su tierra", y elogió al arquitecto y al presidente de la Fundación, Emilio Botín, ya que a sus ojos son "dos excepcionales personas".

Sobre el primero afirmó que es "uno de los grandes", y del segundo que es el "factotum" de la Fundación, que ha promovido "infinitas" obras aunque a Botín "no le gusta que se haga publicidad" de las mismas.