El bailarín explicó hoy en rueda de prensa que en este trabajo, incluido en la Temporada Internacional Dansa València, ha tenido que redefinir su esquema habitual de trabajo, ya que el Ministerio de Cultura le solicitó, dada la situación de crisis económica, que diseñara un espectáculo con unos 12 bailarines, algo en principio difícil para Amargo, acostumbrado a crear grandes producciones, reconoció.
Sin embargo, el bailarín y coreógrafo afirmó que le ha venido "muy bien" tener que fabricar "otra horma para el zapato", ya que ha aprendido "que menos es más" y se pueden hacer "con el movimiento y sin grandes alardes cosas muy bonitas e interesantes".
El resultado es un montaje —que en Valencia incorpora algunas personas más que en la gira— integrado por nueve piezas "íntegramente de flamenco", resaltó el artista, quien, no obstante, señaló que en ellas hay "un toque 'amargue'", como el uso del audiovisual. También apuesta por realizar en algunos momentos algo "más contemporáneo", aunque admitió que "a veces a los flamencos esta palabra se nos queda grande en la boca".
De todos modos, el autor subrayó que "lo realmente importante es que en este espectáculo el zapatazo llega al público a bocajarro, desde el corazón del artista al espectador".
Asimismo, Amargo celebró volver a actuar en Valencia —una de las pocas actuaciones en España que ha realizado este año, recordó— y en el Teatro Principal, que se ha convertido, dijo, "en un templo de la danza".
En el acto estuvieron también presentes la directora general de Teatres de la Generalitat, Inmaculada Gil Lázaro, y las coreógrafas Eva Bertomeu, Christine Cloux y Patricia Gracia, artífices del programa '3XX', que se presenta hoy en el Teatro Rialto.
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