J.A.V.G., de 59 años de edad y natural de Madrid, ha quedado en libertad después de que fuera detenido durante la pasada semana acusado de un delito de estafa tras haber sustraído más de 200.000 euros a una mujer a la que sedujo haciéndose pasar por descendiente de la nobleza y teniente coronel médico del Ejército bajo el nombre de José Antonio Espinosa de los Monteros y Jiménez Díaz.

Fuentes del caso indicaron a Europa Press que la investigación se inició tras la denuncia interpuesta por la propietaria de un establecimiento quien acusó al supuesto marqués de un delito de apropiación indebida después de que el hombre se llevara de la tienda un par de abrigos de visón por valor de 3.000 euros cada uno sin pagarlos, con la excusa de que se los llevaba a su novia para que se los probara.

Al presunto autor de este fraude se le imputan también delitos de estafa, usurpación de identidad y contra la libertad sexual y amenazas, después de que otra mujer interpusiera una segunda denuncia contra él en la que indicaba que le había sustraído 200.000 euros durante dos años y que, además, había sido amenazada con un objeto punzante en el cuello.

Gracias a las denuncias los agentes pudieron determinar que "un individuo bajo una identidad falsa, establecía contactos con mujeres de avanzada edad que vivían solas, todas ellas con una economía saneada, y una vez ganada su confianza con regalos e invitaciones, iba solicitándoles cantidades de dinero y otros efectos llegando a cometer en varias ocasiones grandes estafas, obteniendo pingües beneficios".

Asimismo, tras contactar con una de las víctimas del acusado, se pudo conocer que el mismo, cuando entraba en contacto con mujeres, se identificaba como José Antonio Espinosa de los Monteros y Jiménez Díaz, descendiente de la nobleza por ser hijo de la marquesa de Pastrana y además, decía ser teniente coronel médico de la Armada, vistiendo en diferentes ocasiones con traje militar, con lo que sus posibles víctimas quedaban convencidas de que ostentaba dicho cargo.

El detenido se granjeaba también la confianza de las mismas mediante regalos y otros gestos afectivos, llegando incluso a decirles que le quedaba poco tiempo de vida ya que padecía una grave enfermedad.

Además, parte de los regalos con los que atraía a sus víctimas, fueron adquiridos ilícitamente en establecimientos comerciales en los que utilizaba el mismo 'modus operandi', es decir, se ganaba la confianza de la propietaria mediante la compra de diversos artículos, visitándolos e interesándose por ellos y, posteriormente, mediante excusas, solicitaba llevar prendas de alto coste económico sin abonar, para después no volver al establecimiento e incluso esconderse de los propietarios en el caso de coincidir con ellos en algún lugar.