Según la calificación del ministerio público, a la que tuvo acceso Europa Press, desde el inicio del matrimonio, que vivía en la barriada periférica de Cerro Muriano, las discusiones entre ambos eran constantes, dirigiendo el inculpado expresiones de menosprecio hacia ella.

Conforme transcurría el tiempo, el acusado fue adoptando actitudes más agresivas, propinando empujones, golpes, tirones de pelo y violentos agarrones. En dichas circunstancias, en el año 2001, la mujer decidió poner fin a su matrimonio y se marchó a vivir con su hermana unos tres meses, tras los cuales reanudó la convivencia con el acusado, quien constantemente le compelía a ello bajo la insistencia de "quitarle la custodia de su hija".

No obstante, tras retomar sus relaciones, la situación conyugal no varió sustancialmente, pese a nacer durante dicha nueva convivencia sus otros dos hijos, "persistiendo las actitudes violentas del acusado, agrediendo e insultando a su esposa", según el escrito del fiscal.

En dichas circunstancias, y teniendo conocimiento de que su esposo mantenía una relación ex traconyugal con otra mujer, fruto de la cual tuvo otro hijo, en el año 2005 pusieron definitivamente fin a su matrimonio, divorciándose de mutuo acuerdo. Sin embargo, una vez separados ambos, durante los encuentros propios del régimen de visitas con los menores, el inculpado "no cesó en su actitud de menospreciar verbalmente a su ex cónyuge, le escupía, daba patadas a la puerta del domicilio, y continuamente le decía que le iba a quitar a los niños".

Finalmente, el 3 de febrero de 2008, sobre las 22,00 horas, cuando el acusado acudió al domicilio de su ex mujer, en la capital cordobesa, ella le recriminó que se había retrasado en la hora de entrega de los niños. Ante ello, él le golpeó la cabeza contra la pared, en presencia de los menores, a consecuencia de lo cual la mujer sufrió tres hematomas.