En el baño: Cuidado con los aparatos eléctricos si hay algo mojado. Es recomendable colocar una alfombrilla antideslizante para no resbalar en bañeras y duchas.

Cortes: Los cuchillos, tijeras y otros objetos punzantes son instrumentos peligrosos. Deben ser utilizados con las precauciones que eso conlleva y alejarlos de los niños.

Quemaduras: El uso de tapaderas nos salvará de salpicaduras de aceite o agua hirviendo. Los mangos de las sartenes y ollas no deben sobresalir nunca de la encimera para que no se enganchen.

Incendios: Limpiar la campana extractora y leer las instrucciones de los electrodomésticos puede librarnos de un buen susto. Mención aparte merece el butano, que nunca debe exponerse a altas temperaturas o al sol.

Siempre a mano: Es importante contar con botiquín y extintor en la casa y tener localizados los números de teléfono de los servicios de urgencias.

Intoxicaciones: Hay que mantener los productos tóxicos fuera del alcance de los niños y evitar su proximidad a los alimentos.

Inhalación de gas: Es obligatorio realizar revisiones periódicas de la instalación. Se debe evitar el empleo de estufas o braseros en habitaciones sin ventilación.

Cortocircuitos: Además de las revisiones, es importante saber por dónde pasan las tuberías y cables a la hora de taladrar una pared.

Asegurada contra accidentes domésticos

Cuando la prevención no funciona, es importante saber qué abarca cada seguro en caso de accidente doméstico. Los multirriesgo de las principales compañías aseguradoras incluyen esta protección dentro de sus garantías básicas. Así, cubren la indemnización total o parcial por los daños que afecten a los bienes asegurados y un servicio de asistencia 24 horas para las reparaciones más urgentes. Eso sí, ninguno cubre los daños personales derivados de los percances. Según Mapfre, entre los partes recibidos por estos accidentes el año pasado, los más frecuentes estaban relacionados con el agua (39,5%), la rotura de cristales (27,5%), la electricidad (9,3%) y los incendios (2,7%).