Flight of the conchords: «Hacíamos una canción nueva cada semana»

Si ‘Spinal Tap’ te dejó frío y no te derrumbas con Nacho Vigalondo cantando ‘Me huele el pito a canela’, olvídate: este grupo no es lo tuyo. Tanto en su serie televisiva como en directo, la pareja de neozelandeses descabeza todos los clichés musicales para contar historias desternillantes. Y no digas que no te lo han advertido, su nuevo disco se llama ‘I told you I was freaky’.
Flight of the conchords
Flight of the conchords
Archivo
Flight of the conchords

«Nos conocimos representando una comedia musical en la universidad y éramos lo peor». Para Bret McKenzie, el tipo con más sudaderas de animales del mundo, «es simplemente ridículo que nos haya ido tan bien». Hoy no hay duda de que es un músico notable, pero a finales de los noventa apenas sabía un par de notas. «Si escuchas las primeras canciones en orden cronológico, verás que el número de acordes aumenta en cada nueva composición».

Las limitaciones técnicas no impidieron que abandonara la carrera para empezar a componer temas con los que entretener a sus compañeros de piso en Wellington. Su media naranja artística, Jemaine Clement, recuerda que «muchas de las ideas que hemos llevado a la tele se inspiran en aquella época». Como cuando «un amigo nos organizaba espectáculos de humor para cuatro gatos y en el medio aparecían varios fanáticos exclamando simplemente “¡Guau!”».

Bret lo corrobora. «Como siempre venía la misma gente, nos obligamos a componer una canción nueva cada semana. Era como una versión reducida de la serie». En ese caso, quizá el personaje de Mel (fan acosadora interpretada por Kristen Schaal) no sea una entelequia. «Para nada. Es una amalgama de las docenas de fans que hemos tenido. El otro día me regalaron una figura de cerámica representando mis labios. OK Go nos dijeron que ellos también conocen a una Mel de carne y hueso».

El señor Clement, cuyo simiesco rostro fue elegido por el director de Napoleon Dynamite para protagonizar su última película, Gentlemen Broncos, lo tiene claro. «Recibimos cientos de ilustraciones y fotos...». «Muñecas», interrumpe McKenzie. Y prosigue. «Deberíamos abrir una galería de arte». ¿Y qué pasa con Bowie, al que han parodiado como Ziggy Stardust? «Hay rumores de que le encanta la serie, pero nunca nos lo ha dicho personalmente».

Más allá de la ficción

Ciertos episodios de Flight of the Conchords se basan al 99% en historias verdaderas. «Habíamos ido a tocar a Los Ángeles pagándolo todo nosotros y no teníamos para el hotel, así que unos desconocidos nos acogieron en su casa». Esto promete. «Fue cuando Bret había hecho el cameo en El señor de los anillos [Figwit] y una de las chicas puso el DVD. Allí estábamos, sentados en el sofá viendo escenas eliminadas y el resto de extras. Ella decía “¡Mira, Bret, sales 40 segundos en el making of!”... Todo muy raro».

Flashback: el olfato de la productora HBO detecta un carismático dúo de cómicos folkies y les ofrece su propio espacio televisivo. «Estábamos aterrorizados. No pude dormir. Pensaba que no seríamos capaces. Nos propusieron hacer la segunda y nos entró taquicardia». Bret va más allá. «Me salió un tic. Querían que empezásemos a escribir los episodios en ese momento. Tuve un ataque de pánico. De hecho nunca les contestamos. No éramos capaces de decir que sí».

Las cosas no se han calmado desde entonces. «Con las canciones de la primera temporada estuvimos varios años seguidos sin presiones y, de repente, tuvimos que escribir ¡veinte nuevas en sólo medio año!». Una tarea con dos papeles diferenciados. «Jemaine se centra más en las letras y yo más en la música y también en la producción». El letrista se declara seguidor de Van Morrison y el productor adora a Leonard Cohen. Todo muy solemne. Poco chiste.

La fama cuesta

Del EP The distant future (2007), Grammy a mejor álbum de comedia en 2008, han evolucionado hasta I told you I was freaky (2009), un disco que, de la mano del sello Sub Pop, repasa infinitos estilos a través de hits en clave Golden Apple Quartet (Friends), guerra de falsetes (We’re both in love with a sexy lady) y rompepistas (Too many dicks on the dancefloor). Piezas pegadizas que funcionan sin su apoyo audiovisual.

«Al principio pasábamos mucho tiempo en Nueva Zelanda y no nos enterábamos de nada. En la calle es cuando te das cuenta del peso de la fama. La gente nos saludaba. Como nuestros personajes usan nuestros nombres la gente nos decía “Hola, Bret” y no sabías si le conocías o no. Así que respondíamos “Hola”». Cansino reconocimiento. «Nos suelen hacer el paripé de cuando el mánager Murray [Rhys Darby, memorable con Jim Carrey en Dí que sí] pasa lista y respondemos “Presente” [marcado acento neozelandés: léase prisent]. Muchos periodistas hacen esa chorrada».

Un éxito (también en Youtube) que les ha permitido contar ocasionalmente con Michel Gondry en la dirección y que conlleva ciertos cambios. Al menos económicos. «Nos lo hemos gastado todo en omnichords. Jemaine es adicto». Un vicio confesable. «Me encantan». Pero motivo de burla. «Le llegaba cada día un omnicordio nuevo con un minúsculo detalle diferente».

Casados y con hijos, no han sucumbido a la tentación groupie tras salir en la lista de los más sexies de una revista australiana. «¿Tú has estado en Australia? Es ridículo. Somos horribles. Siempre tengo el ceño fruncido y Bret es idiota». Y desmontan otro mito. «Sólo percibimos la rivalidad entre Nueva Zelanda y Australia en Myspace. Los americanos escriben “Os queremos, tíos. ¡Australia apesta!”». Este año se editan en España las dos temporadas en DVD, aunque ya los vimos en TNT como Los Conchords. «Nuestros acentos son monótonos, pero vuestro doblaje es tan melodioso...».

Mostrar comentarios

Códigos Descuento