La condena, que incluye el pago de una indemnización de 3.000 euros en favor de los padres de la menor, asume, prácticamente en su integridad, el planteamiento de la acusación particular, que había calificado los hechos como un delito de detención ilegal y había pedido cuatro años de prisión y 12.000 euros en concepto de responsabilidad civil, si bien está muy alejada del año de cárcel que pidió el Ministerio Fiscal—había calificado los hechos como un delito de abandono de menores—y mucho más del fallo absolutorio interesado por la defensa.

Durante el juicio, el ahora condenado reconoció que el 8 de mayo de 2006 llamó al colegio de la niña, el Tierno Galván, ubicado en Parquesol, y se hizo pasar por el padre de la menor para decir que un tío suyo iba a pasar a recogerla para llevarla al médico.

Héctor S.H.G, que llevaba tres años con Lorena R.G, tía carnal de la menor, acudió poco después al colegio, recogió a la niña sobre las 10.25 horas y la montó en el coche que tenía en segunda fila para después dar una vuelta a la manzana y aparcar. En su declaración explicó que fue a un parque cercano al colegio, jugó con la niña por espacio de unos 20 minutos y posteriormente acudió a devolverla al centro educativo, si bien fue entonces cuando se asustó y volvió con ella al parque tras comprobar que había policía a la entrada del centro escolar.

Más tarde, dijo, se acercó a ver si los agentes se habían marchado mientras la niña estaba en el parque, momento en el que vio cómo una mujer que pasaba por el lugar se hizo cargo de la cría y la llevó nuevamente al colegio tras hallarla sola y llorando. El procesado reconoció haber llamado posteriormente al centro educativo para comprobar, también haciéndose pasar por el padre de la menor, si ésta había vuelto a clase.

Héctor S.H.G. afirmó que su intención no era otra cosa que dar una "sorpresa" a la niña, que se dirigía a él como "tío", para lo que aprovechó el tiempo que tenía entre las clases del instituto para llevarla al parque. Reconoció que fue una "tontería" que se le ocurrió y que se asustó al creer que la presencia policial se debiera a su "mentirijilla" de hacerse pasar por el padre.

Encerrada en el maletero.

Sin embargo, la madre de la menor, Patricia R.G, explicó durante el juicio que cuando acudió al centro y preguntó a la niña lo ocurrido ésta explicó que había ido a buscarla "tío Héctor", quien, según la cría, la pegaba cada vez que se dirigía a él de esta forma puesto que quería que le llamara "tío José Alberto".

Además, la progenitora aseguró que la niña mantiene que fue encerrada en el maletero del coche, algo que todavía recuerda y manifiesta en diversas ocasiones, y que estuvo en dos sitios diferentes, en el parque y en otro en el que sólo había arena y hierba.

Tras lo ocurrido, la menor fue sometida a un exhaustivo reconocimiento médico en un centro sanitario, sin que se observasen lesiones, a excepción de unos hematomas que podían tener otro origen o que no parecían recientes, según corroboró uno de los médicos que examinó a la víctima.

La versión que la niña de cuatro años contó a su madre coincide con la que explicó también en su momento al padre. Los progenitores de la pequeña afirmaron además en la vista que actualmente cuando ésta ve una rendija de luz dice que es como la que veía desde el interior del maletero del coche de Héctor.

Por su parte, la defensa del joven había pedido la libre absolución al entender que ni siquiera se debería haber llegado a juzgar hechos "de tal simpleza", que encajarían, según precisó, en el calificativo de "mentira piadosa" y una conducta "infantil" del joven.