El ministerio fiscal pidió hoy en la sección primera de la Audiencia Provincial de Valencia una pena de 31 años y medio de prisión para un hombre acusado de matar a puñaladas —hasta 17— a su mujer, contra la que tenía una orden de alejamiento en vigor, así como a un joven con el que ella convivía en el domicilio familiar. El hombre afirmó que cuando agredió a su mujer "no sabía que era ella" y que la primera puñalada "fue sin querer".

La mujer había denunciado al acusado el 17 de julio de 2007, un mes antes de que tuvieran lugar los hechos, puesto que sufrió varios episodios de malos tratos. El juez dictó una orden de protección en la que imponía al hombre que no se acercara a la mujer en un radio de 300 metros.

Tras la resolución judicial, la mujer se fue a vivir temporalmente, junto con el hijo de ambos, a casa de un amigo suyo, en la localidad valenciana de Gandia. El hombre acudió hasta esa vivienda en varias ocasiones en las que les amenazaba con matarles —a toda la familia— si no se alejaban de su mujer o la echaban de su casa.

Paralelamente, tuvo varias discusiones con su mujer y como ésta no quiso irse a vivir con él, se presentó sobre las 19.50 horas del 19 de agosto de 2007 en el establecimiento comercial en el que ella se encontraba. Allí también estaba el joven con la que la mujer convivía en casa de sus padres.

Una vez dentro, el hombre explicó que comenzó una discusión con el joven y que, tras la pelea, sacó el puñal que portaba y se lo clavó varias veces "cuando él estaba en el suelo". En ese momento, dijo que se le acercó su mujer por detrás y "sin que la viera, le clavó el cuchillo". Indicó que "no sabía que era ella, sino un chico que estaba trabajando". Después, cuando cayó al suelo, ya vio quien era. "Le di, pero no sabía que era mi mujer. Fue sin querer", insistió a pesar de haberle asestado hasta 17 puñaladas.

Tras ocurrir el incidente, el hombre, de origen rumano, afirmó que tiró el cuchillo a la arena —que llevaba siempre encima "por miedo"— y se fue a buscar a la Policía, a la que le manifestó que había matado a su mujer y que, tras una pelea, también había herido a un joven. Le comentó que tenía miedo por su hijo, de dos años y dos meses, que se encontraba en el local en el que tuvo lugar la agresión.

Respecto a la orden de alejamiento, indicó que su mujer le había dicho en varias ocasiones que había retirado la denuncia y que podía ir a verla, que "no había problema". De hecho, relató que era la mujer la que se desplazaba hasta su domicilio y le preparaba la comida. Le dijo, según aseveró, que quería volver con él pero que se había ido con otro hombre "por su dinero y porque le iba a conseguir papeles". En ese tiempo indicó que "bebía de tristeza, no podía comer ni nada. Estaba muy mal".

"sin poder hacer nada"

El joven agredido, al que el acusado asestó hasta 13 puñaladas, declaró en la vista oral que el día de la agresión vio entrar al local al acusado con un cuchillo en la mano y dijo que se quedaron "sin poder hacer nada". Afirmó que le agredió por la espalda, sin discutir previamente, y que luego logró huir hasta un comercio de unos familiares, donde pidió ayuda.

Explicó también que tiene una imagen en la que recuerda que el acusado cogió del pelo a la mujer y le asestó una cuchillada "por delante", mientras ella estaba arrodillada en el suelo. "No me acuerdo de mucho, lo único que sí sé es que a mis padres y a mí nos dijo que nos mataría a todos si no echábamos a la mujer".

Por todo, el fiscal pide 31 años y medio de cárcel para el hombre por un delito de asesinato, otro de asesinato en grado de tentativa, uno de quebrantamiento de medida cautelar, otro continuado de amenazas y uno más de tenencia de arma prohibida. Además, le solicita una indemnización de 120.000 euros para su hijo y de 8.400 para el joven herido. Junto a ello interesa la pena de no residir en Gandia así como de no acudir a esta localidad por tiempo de 19 años.