El proyecto, subvencionado por la Conselleria de Agricultura, Pesca y Alimentación, resulta de "gran importancia para los agricultores valencianos", por lo que fueron ellos, a través de la Asociación Valenciana de la Agricultura (AVA), quienes solicitaron el desarrollo de esta línea de investigación, en la que también colabora el Instituto Valenciano de Investigación Agraria (IVIA).

El objetivo final del proyecto es "caracterizar las distintas variedades tradicionales valencianas, incluso llegando a su identificación molecular, para poder registrarlas con una denominación de origen propia", según precisó la subdirectora del Comav, María José Díez.

A su juicio, "poder crear las denominaciones de origen, como hacen ya otras comunidades autónomas con sus productos, sería beneficioso para el consumidor y también para el agricultor, puesto que se evitarían fraudes y confusiones, y se le podría proteger legalmente, al tener totalmente identificadas y registradas las características que debe tener cada uno de estos productos hortícolas".

Para llevar a cabo esta investigación, se están tomando muestras del propio banco de germoplasma de semillas del Comav, además de la recolección de semillas a través de los propios agricultores. Cada variedad es estudiada de manera "minuciosa para analizar características como la morfología y la calidad organoléptica y nutricional de cada una de ellas", apuntó Díez. De esta manera, una vez finalizado el proyecto, los productos de la huerta valenciana podrán estar identificados, registrados y protegidos.

Experiencia en noruega

Por otro lado, el Comav va a participar en una experiencia internacional de protección de semillas. Se trata del banco de germoplasma que se ha abierto en el archipiélago de Svalbard, en Noruega, y que albergará muestras de múltiples variedades de semillas del mundo entero, en previsión de que pueda ocurrir alguna catástrofe.

En concreto, el instituto valenciano contribuirá enviando una muestra representativa de las semillas que guarda en su propio banco de germoplasma. La entrega de la muestra se hará a través del Centro de Recursos Fitogenéticos, ubicado en Alcalá de Henares, que hace de mediador entre el gran banco de germoplasma de Svalbard y los organismos de España que van a colaborar en este proyecto.

El Instituto de Conservación y Mejora de la Agrodiversidad Valenciana de la ETSIA desarrolla diversas líneas de investigación, a través de su banco de germoplasma de semillas de cultivo hortícola, que alberga unas 15.000 entradas que proceden de España y de otros países. Se trata tanto de especies cultivadas tales como calabacines, tomates, pimientos, cebollas o coles, entre otras, como de especies silvestres relacionadas con estos cultivos.

Las semillas se recolectan a través de los agricultores para su posterior regeneración, caracterización y documentación. María José Díez aseguró que esta labor es "muy importante porque la base de datos que se elaboran con las características de cada cultivo agiliza el tratamiento de la información disponible sobre cada entrada y posibilita su utilización, que es el fin último de los estudios".

Además, el Comav también realiza labores de atención de peticiones de agricultores tradicionales, centros de investigación y agricultores ecológicos, que cada vez adquieren mayor importancia. El banco de germoplasma proporciona el material básico para llevar a cabo diferentes líneas de investigación en cultivos de la familia solanaceae, como el tomate, pimiento y berenjena; y de la cucurbitáceas, es decir, el melón, pepino y calabazas.