Los agentes acusados de poner una multa falsa niegan los hechos y aluden a un error en la máquina de sancionar

Los dos policías locales imputados de un delito de falsedad en documento oficial por supuestamente poner una multa falsa, en connivencia con otros dos agentes que querían vengarse de un gijonés, negaron los hechos y atribuyeron a un error de la máquina el que el número de registro de la sanción sea posterior a otras dos multas, que sin embargo habían puesto dos horas después.

Los dos policías locales imputados de un delito de falsedad en documento oficial por supuestamente poner una multa falsa, en connivencia con otros dos agentes que querían vengarse de un gijonés, negaron los hechos y atribuyeron a un error de la máquina el que el número de registro de la sanción sea posterior a otras dos multas, que sin embargo habían puesto dos horas después.

Durante el juicio, celebrado en la Sección Octava de la Audiencia Provincial de Asturias con sede en Gijón, el agente que interpuso la multa al denunciante en esta causa se ratificó en los hechos que figuran en la sanción, es decir, que el conductor se saltó un semáforo y que debido a su conducción temeraria algunos peatones tuvieron que dar un salto hacia atrás para subirse a la acera.

Según este policía, esto hizo que parara al conductor, cuya identidad no conocía previamente, y le pusiera la multa, que el hombre se negó a firmar. También señaló que se equivocó al poner la dirección donde se produjo la infracción del conductor, y reconoció que los hechos ocurrieron en el cruce anterior, donde sí hay semáforo. "Vi perfectamente la infracción y tuve tiempo de detenerlo", aclaró. Sobre el no haber sancionada al conductor por no tener la ITV pasada, indicó que cuando es poco tiempo se es flexible.

Además explicó que ese día, el 5 de enero de 2006, era la llegada de los Reyes Magos a la plaza del Marqués, por lo que aunque tenían como destino el barrio de La Calzada, se les encomendó a él y su compañero reforzar los Jardines de la Reina, en concreto, y posteriormente la zona centro.

Los hechos no coinciden con la versión de la acusación particular, el denunciante relató que dos de los agentes imputados tenían "una persecución personal" contra él por haber declarado en un juicio en contra de uno de ellos, mientras que al otro tuvo que expulsarlo una noche del pub en el que trabajaba como portero.

A raíz de aquel juicio, el dueño del pub en el que trabajaba sufrió un incremento de multas en su vehículo y el denunciante también fue interceptado en una ocasión por los policías, quienes tras recriminarle que hubiera ido como testigo le advirtieron que tuviera cuidado con el coche. Es más, en aquella ocasión el conductor fue denunciado y condenado por falta de respeto a un agente de la Autoridad.

La víspera de Reyes de 2006, estos mismos policías estaban regulando el tráfico en la calle de Munuza con San Bernardo, en el momento en que el denunciante pasó por esa zona, de camino al Polígono de Silvota. Según su versión, al detener uno de los agentes la caravana de coches, él quedó en primera fila, con lo que pudo identificarle perfectamente y avisar a su compañero por la emisora, que se volvió para mirar al conductor.

Fue un tiempo después cuando recibió la notificación de una multa en el cruce entre Munuza y San Bernardo por haberse saltado un semáforo "inexistente" y poner en peligro a los peatones.

En el juicio, el denunciante, que dijo sentir miedo a que se repitan los mismos hechos, negó haber visto a los agentes que le pusieron la multa y también indicó que es "imposible" que si le hubieran parado a las 12.10, hora que figura en la sanción, le hubiera dado tiempo a llegar al polígono de Silvota, donde consta en los registros de la empresa a la que visitó que estaba allí a las 12.36 horas. Sobre esto, un empleado de esa empresa calculó en 30 minutos lo necesario para llegar desde el centro de Gijón.

Durante la vista oral también testificaron los dos superiores que estaban a cargo de los agentes aquel día y que confirmaron que habían dado la orden de que los policías reforzaran la zona centro. También corroboraron que las máquinas que se usan para poner las multas dan errores, aunque no supieron concretar si era por ello que la multa puesta dos horas antes apareciera en el orden de sanciones después de otras que se interpusieron dos horas después.

A estos errores de la máquina también hizo alusión el responsable del equipo informático, quien añadió que estos aparatos se retiraron ya hace unos ocho meses, y la jefa del servicio de sanciones del Ayuntamiento.

Los cuatro agentes negaron los hechos y fueron firmes al sostener que no pondrían una multa falsa ni se lo pedirían a otro compañero.

Por otro lado, el abogado de la defensa solicitó al inicio de la sesión que se juzgara a los agentes sólo por el delito que figuraba en el auto de apertura del juicio oral, y no por los otros dos delitos que imputaba la acusación particular. El tribunal desestimó la petición, aunque le dio pie a que pudiera pedir la suspensión del juicio para poder preparar mejor la defensa. Esta circunstancia, unido a lo prolongado de la vista oral, hizo que el juicio se posponga hasta el próximo 18 de marzo.

Penas solicitadas.

En cuanto a las penas, la Fiscalía mantuvo la solicitud de tres años de prisión para cada uno de los imputados, así como el pago de una multa de seis meses con cuota diaria de 8 euros y el pago de las costas. Además, pide que los cuatro indemnicen conjuntamente a la víctima en 300 euros por los perjuicios causados y en 1.000 euros por los daños morales.

Por su parte, la acusación particular modificó sus conclusiones definitivas, al imputar a dos de los agentes, los que supuestamente pidieron a sus compañeros que firmaran la multa falsa por venganza, dos delitos contra la Administración de Justicia a cada uno en lugar de uno como había solicitado inicialmente. Por cada uno de estos dos delitos, pide a cada uno de los agentes, dos años y medio de cárcel y el pago de una multa de 15 meses con cuota de 12 euros al día, así como la inhabilitación para el ejercicio de su cargo durante cuatro años.

A esto sumó para estos dos policías un delito continuado de atentado contra la integridad moral, por el que solicita, para cada uno, un año y nueve meses y la inhabilitación para la profesión por un periodo de cuatro años.

En cuanto al delito de falsedad en documento oficial, acusa en este caso a los cuatro policías, para cada uno de los cuales pide cuatro años de prisión, una multa de 15 meses con cuota diaria de 12 euros y seis años de inhabilitación, así como el pago conjunto de una indemnización de 362 euros por la multa que tuvo que pagar el denunciante y 6.000 euros por daños morales.

Por su parte, la defensa solicita la libre absolución por el delito de falsedad, mientras que por los otros dos delitos que se imputan a dos de los agentes se pronunciará en la continuación del juicio, probablemente en el mismo sentido.

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