Detenidas 13 personas tras desmantelar el mayor punto de venta de droga de Madrid

  • Estaba en una parcela, en Valdemingómez, que tenía grandes medidas de seguridad, como seis puertas acorazadas con mirillas.
  • En el momento de la detención había 120 personas comprando y consumiendo todo tipo de estupefacientes.
  • Entre otras cosas, los agentes descubrieron una especie de altar con velas donde los traficantes oraban por el bien de su 'empresa'.

La Policía Nacional ha desmantelado el mayor punto de venta de drogas de Madrid, con la detención de 13 personas en una 'parcela-fortaleza' en el poblado de Valdemingómez, según informó un portavoz de la Jefatura Superior de la Policía de Madrid. Los arrestados, de entre 23 y 62 años, constituían un clan familiar que dirigía el negocio y era conocido como 'Los Gordos' debido al gran volumen de venta de drogas que realizaban.

La operación policial tuvo lugar entre el jueves y el viernes de la semana pasada. En ella los agentes consiguieron acceder al interior de la parcela, que contaba con importantes medidas de seguridad, entre ellas seis puertas acorazadas con mirillas, enormes cerrojos y barras colocadas como contrafuente. Además, cada puerta estaba custodiada por un miembro del clan que sólo las abría tras cerciorarse de que no hubiera peligro de que se frustrara el negocio.

Cámaras de video-vigilancia

Los agentes consiguieron llegar al lugar donde se comercializaba la droga, donde se encontraban en ese momento 120 personas comprando y consumiendo todo tipo de estupefacientes. Allí detuvieron a 13 personas como responsables del negocio, decomisaron 12.000 euros (la cantidad que habían recaudado sólo en un día) y descubrieron una especie de altar con velas donde los traficantes oraban por el bien de su 'empresa'.

La seguridad se convirtió en una seña de identidad de los traficantes. Así, en la estancia principal donde los clientes esperaban para adquirir droga, tres individuos supervisaban que la actividad se desarrollara sin incidentes. Por si esto no fuera suficiente, disponían de un entramado de cámaras de video-vigilancia conectadas a un sistema centralizado y visualizadas desde una estancia anexa.

Orden y jerarquía

Además de la seguridad, el clan se caracterizaba por una fuerte estructura jerárquica donde cada miembro conocía perfectamente el papel que debía desempeñar. Las órdenes partían de dos mujeres que, en el momento de la intervención, se encontraban sentadas frente a una mesa con cuatro platos que contenían hachís, cocaína, heroína y una mezcla de estas dos últimas.

Las vendedores tenían sobre la mesa un cesto de mimbre donde depositaban los billetes y las monedas hasta que se llenaban. Una vez que el cestillo estaba a rebosar, las vendedores introducían parte de los billetes en una caja fuerte, en cuya parte superior habían hecho un agujero a modo de hucha para facilitar la operación.

Tal era el nivel de organización del clan que incluso disponían de postes metálicos con cintas extensibles con los que ordenaban la cola de personas que se aproximaban a la mesa para comprar droga. Además, y dado que funcionaba las 24 horas del día en turnos rotatorios, en la mesa donde se realizaban las compras había un cartel con las indicaciones que debían seguir los trabajadores de los diferentes turnos y que estaba firmado por la "La Dirección".

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