Con el 28 por ciento de los votos escrutados, candidatos del partido oficialista Nuevo Azerbaiyán ganaban 58 de los 125 escaños del Parlamento, contra apenas seis para la principal fuerza opositora, el bloque Azadlig (Libertad).

Azerbaiyán, estado musulmán laico ex soviético en el sur del Cáucaso, con ocho millones de habitantes y grandes reservas de crudo en el mar Caspio, eligió el nuevo Parlamento por primera vez sólo por el sistema mayoritario, sin listas de partidos.

Al caer la noche, el ambiente en la capital, Bakú, era de plena tranquilidad, pero se pudieron ver como unos diez autocares traían al centro urbano a unidades antidisturbios, desplegadas por el Ministerio del Interior en prevención de posibles desórdenes.

Denuncias de fraude

Y es que la oposición denunció que sus representantes registraron 21.104 distintas irregularidades, acusó a las autoridades de falsificar los resultados y amenazó con lanzar una campaña popular de protestas pacíficas contra el fraude.

"Las elecciones no reflejan la voluntad popular, pues hubo falsificaciones masivas. El 8 de noviembre lanzamos una campaña pacífica para impugnar esos resultados amañados", anunció Alí Kerimli, el líder del Frente Popular, que integra el bloque Azadlig junto a los partidos Musavat (Igualdad) y Democrático.

Entre las irregularidades más frecuentes, citó casos cuando se prescindió del uso de tinta indeleble como medida antifraude, se impidió el acceso a los colegios de observadores de la oposición y no se incluyeron en listas de votantes nombres de sus activistas.

Pero la Defensora del Pueblo azerbaiyana, Elmira Suleymánova, replicó que "los comicios se celebraron con un nivel muy alto" y que "no se registraron violaciones graves y masivas de la legislación electoral que hayan podido influir en los resultados".