Víctimas de todo el mundo piden que se escuche su voz independientemente del color político

Víctimas terroristas de todo el mundo coincidieron hoy en reclamar que su voz sea escuchada sin tener en cuenta dónde sufrieron los atentados o cuál era el color político de las organizaciones terroristas. "No hay víctimas de derechas o de izquierdas, el dolor es el mismo", defendió el colombiano Alan Jara.

Víctimas terroristas de todo el mundo coincidieron hoy en reclamar que su voz sea escuchada sin tener en cuenta dónde sufrieron los atentados o cuál era el color político de las organizaciones terroristas. "No hay víctimas de derechas o de izquierdas, el dolor es el mismo", defendió el colombiano Alan Jara.

Jara fue secuestrado en 2001 en Lejanías (Colombia) cuando se desplazaba en un vehículo de Naciones Unidas y permaneció casi ocho años en manos de los guerrilleros de las FARC. En el VI Congreso Internacional de Víctimas del Terrorismo relató cómo junto a sus compañeros de cautiverio crearon un sistema para conseguir "vivir sin libertad".

En la jornada de esta mañana participó también el italiano Giorgio Paolo Bazzega, cuyo padre fue asesinado a tiros por un miembro de las Brigadas Rojas en Milan. Bazzega compartió con los más de 400 asistentes al Congreso su dolor por el hecho de que determinados países se nieguen a extraditar a brigadistas escondidos en sus fronteras.

En el evento también tomaron voz varias víctimas de los atentados del 11-S en Estados Unidos, como Lee Ielpi, que perdió a su hijo cuando trabajaba como bombero en el Word Trade Center y destacó el papel de las víctimas para conseguir reducir el "odio". A su juicio, la educación es "la clave" para terminar con el terrorismo islamista.

Una de las víctimas más recientes que pudo compartir su historia fue la francesa Catherine Vannier, cuya hija de 17 años falleció en febrero de 2009 en un atentado sufrido en El Cairo. Vannier criticó la actuación de los gobiernos de Egipto y Francia y considera que ambos países quieren "ocultar" la verdad de este atentado que sigue sin reivindicar "por razones de Estado".

Monumento en el desierto

Otro de los relatos llegó de la mano de Evelyne Mafouta, que perdió a su hermano en el atentado cometido en 1989 en el vuelo que viajaba de Brazzaville (El Congo) a París. Ella y el resto de víctimas negocian con el gobierno libio las indemnizaciones y han logrado la construcción de un monumento en recuerdo a los fallecidos en medio del desierto en el lugar exacto donde explotó el avión.

Una de las historias más conmovedoras fue la de la rusa Irina Khalay, quien denunció la desprotección que sufren en su país, donde ni siquiera se conoce el número exacto de víctimas del terrorismo. Khalay resultó herida en un atentado cometió en la pequeña localidad de Volgodonsk en 1999.

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