Un libro de Ayuntamiento e IER descubre las especificidades del mercado de Logroño en la Edad Media

Un libro, editado por el Ayuntamiento de Logroño y el Instituto de Estudios Riojanos (IER), descubre las especificidades del mercado de la capital riojana en la Edad Media. El trabajo, que supone el número 46 de la colección 'Logroño', es obra de María Verdugo Sampedro, que ha contado con la dirección del director general de Cultura e historiador, Javier García Turza.

Según explicó hoy la autora en la presentación del volumen, para la investigación se planteó dos vías: "por una parte, la recopilación de bibliografía existente, para dar un testimonio global; y la recogida de documentación que se puede encontrar en el Archivo Municipal", que ha sido "pieza clave" en el trabajo.

Así, en el volumen, titulado "El mercado de Logroño en la Edad Media", se recogen aspectos como "dónde se localizaba el mercado en diferentes momentos; los productos que se vendían, que solían ser los de primera necesidad; los comerciantes y sus características; los diferentes tipos de mercadeo; o la legislación de cada época, con la seguridad, la regulación de precios o lo que se podía introducir y sacar de la ciudad".

Verdugo incidió en que Logroño "era una plaza pequeña, que distribuía productos para su entorno más cercano, porque existían otras ciudades con mercados más desarrollados". Sin embargo, tenía ciertas especificidades, que van desde su localización "que fue cambiando con la ciudad", hasta la preponderancia de determinados productos.

En este sentido, la investigadora detalló que el mercado, en los primeros momentos de la Edad Media, se ubicaba en la llamada 'explanada del mercado', "que se encontraba en lo que entonces eran extramuros, en lo que hoy sería el Parque del Ebro". Poco a poco, se fue adentrando en el centro de la ciudad "donde ya existían tiendas", hasta encontrarse en calles como Rodríguez Paterna o Cadena.

"Sin embargo, donde no se pudo ver el mercado en la Edad Media fue en lo que hoy conocemos como la Plaza del Mercado, porque allí no se llegó a instalar hasta pasado el siglo XVI", apuntó Verdugo, quien señaló que "los mercados tenían carácter semanal, normalmente los martes" y que, varias veces al año, había ferias "que duraban unos 15 días".

Sobre los productos, la autora apuntó que "hay cosas curiosas, como que, en algunos momentos, fue muy abundante la presencia en el mercado de Logroño de carnicerías y, relacionado con ello, la presencia de fabricantes de productos relacionados con el mundo de la piel". Igualmente, desde el siglo XIII "ya tiene una presencia muy importante lo relacionado con el vino".

Para Javier García Turza, "este trabajo era muy necesario, tanto para la consulta de los estudiosos como para los ciudadanos que quieran saber más de la historia de la ciudad". Recalcó especialmente el uso de documentos del Archivo Municipal logroñés "con los que se muestra, por primera vez, el mercado de forma global, con problemas que nos podemos encontrar hoy día, como la ubicación o la liberalización de productos".

A todo ello sumó "la importancia en el número de personas extranjeras o de origen extanjero que se encuentran en determinados momentos", una situación que achacó "a un elemento fundamental en el desarrollo económico de Logroño, como es el Camino de Santiago". Por último, el concejal de Cultura, Carlos Navajas, incidió en el uso de las fuentes del Archivo Municipal "para un trabajo con lo que se ha conseguido una gran labor".

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