Vigilancia

Minicámaras: Se pueden instalar en bolígrafos, bolsos o botones de camisas. Cuestan hasta 600 euros.

Para qué se usan: Para vigilar a cuidadores de niños y ancianos que no inspiran confianza al cliente.

Móviles-espía: Es un teléfono que se entrega a la persona que se quiere vigilar. El cliente marca su número y oye todas las conversaciones. El precio ronda los 2.000 euros.

Para qué lo compran: Infidelidades entre parejas, vigilancia a hijos...

Antiterrorismo

Inhibidores de frecuencia: Anulan las ondas de los móviles,  detonadores de explosivos habituales. Su precio está entre los 24.000 y los 30.000 euros. Cada caso se consulta con el Ministerio del Interior.

Quién los compra: Hoteles, centros de congresos, despachos importantes...

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Productos dignos de un agente especial

Contraespionaje: También hay aparatos para evitar la vigilancia: los anuladores de cámaras ocultas y de pinchazos telefónicos. Funcionan como los inhibidores.

Chalecos antibalas: Más efectivos que los de las Fuerzas de Seguridad del Estado; cuestan unos 600 euros.

Coches blindados, helicópteros...: A través de COES puede adquirir un vehículo blindado o un helicóptero. También tienen un servicio de guardaespaldas.

Antirrobo: Cuatro cámaras de grabación digital por Internet y una alarma para el hogar pueden costar 4.000 euros.

Lo que no venden: Ningún tipo de arma. José Manuel Campillo dice que les han pedido lanzagranadas, incluso dardos anestesiantes. Lo más parecido a un arma son las pistolas de pintura, usadas como método antidisturbios.