Los hechos por los que fue juzgado tuvieron lugar en 2002, cuando el procesado dejó de asistir a juicios a los cuales estaba citado y dio como excusa que su madre había muerto, cuando en realidad, la mujer aún vivía. El hombre presentó un certificado de defunción de la madre que había expedido él mismo simulando la firma de otro médico.
También se le acusaba de haber falsificado dos solicitudes de permiso por enfermedad en las cuales estampó el sello del juzgado de La Bisbal d'Empordà y una firma fingida de la secretaria. Por todos estos hechos, el fiscal pedía inicialmente una pena de tres años de cárcel.
A la condena final se le aplicó un atenuante por dilaciones indebidas, ya que los hechos pasaron hace ocho años. El acusado aseguró que pagaría la multa en 11 meses, con unas cuotas de 800 euros al mes, excepto la última que será de 400 euros.
Actualmente el hombre está de baja por el tiroteo en el que se vio envuelto en octubre de 2009, en el que recibió cuatro disparos en la cabeza, por un supuesto sicario contratado por su mujer. El médico todavía tiene uno de los proyectiles en la cabeza y defiende la inocencia de su mujer, que actualmente está en prisión.
En el momento en el que falsificó la defunción de su madre, el hombre trabajaba en el Hospital Nostra Senyora de Meritxell de Andorra, y en octubre de 2009, formaba parte de la plantilla del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona.
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