La muestra, que forma parte de la sección oficial del festival Fotoencuentros'10, y que coordina Paco Salinas ofrece al espectador hasta el 19 de febrero la posibilidad de "adentrarse en el mundo más íntimo" de Gaya, de quien este año se celebra el centenario de su nacimiento.
Ballester recordó que, desde que fotografió a un señor el 20 de abril de 1975 entre el público de una exposición en la galería Chys de Murcia, simplemente porque le llamó la atención su "atildada y exquisita" figura, hasta el día 21 de abril de 2005, día que por última vez fotografió a Gaya, aquel desconocido señor de Chys, en su casa de Valencia, pasaron exactamente 30 años y un día.
El autor consideró que "fueron 30 años de contacto y de imágenes pero, sobre todo, fueron 30 años de amistad con un pintor, cuya actitud y pensamiento necesariamente te hacían reflexionar sobre tu equivocada visión del mundo".
"Cuando hablo de este tiempo como de una condena hacia la libertad, no crean que hago una metáfora o soy exagerado, sino que más bien estoy expresando muy nítidamente lo que para muchos supuso la aparición en nuestras vidas de aquella desconcertante figura", manifestó.
Para Ballester, conocer a Gaya, "o mejor, acercarse a la obra de Gaya, porque en Gaya vida y obra son un todo inseparable, no como un diletante más en busca de su alimento, sino con la debida atención, con el debido rigor, me supuso, nos supuso a muchos, un giro en nuestro impreciso y errático camino".
En concreto, su conocimiento "supuso un cambio desde la tiranía de los estilos y las modas, desde los prejuicios históricos y los lugares comunes, hasta la conciencia de que la creación no tiene nada que ver con lo artístico, con el trajín social de lo artístico", concluyó.
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