Los marineros encerrados en el barco turco 'Civra', atracado en Gijón, señalan que el armador les adeuda 31.000 euros

Los marineros del buque turco 'Civra', atracado en el puerto de El Musel en Gijón desde que hace un mes toda la tripulación decidiera no salir del puerto gijonés, continúan a la espera de que el armador del barco les abone cerca de 31.000 euros (unos 46.000 dólares) que les adeuda en sueldos atrasados.

El carguero turco se encuentra, además, con otro problema, pues hay una orden de detención por parte de la Capitanía Marítima de Gijón, pues el buque no cumple con las exigencias de navegación que establece el Memorándum de París.

De momento, tanto desde el departamento de Asuntos Sociales del Ayuntamiento de Gijón, como desde los servicios de Cruz Roja Española, la tripulación está recibiendo ayuda de carácter humanitario para que puedan sobrevivir en el barco sin que se produzcan enfermedades ni problemas de salud, como indicó Francisco Ávila, encargado del remolcador de El Musel.

Ávila explicó la difícil situación que viven los marineros del 'Civra' y cómo tras un mes atracados en el puerto comienzan a tener problemas con "los alimentos perecederos" y ya no disponen de combustible, por lo que no funcionan los generadores. Esto provoca que no puedan ni hablar con sus familias en Turquía, pues aunque disponen de teléfonos móviles les es imposibles recargar los terminales.

Ante la falta de provisiones y la posibilidad de epidemias por los problemas de higiene a bordo, Cruz Roja se prestó a ayudar a los marineros tras una primera entrevista con el primer oficial del buque, para conocer "su situación y valorarla", como explicó David del Valle, responsable de Cruz Roja. Ahora, diariamente esta organización se encargan de que puedan sobrellevar dignamente su estancia en el muelle.

Los más importante, indicó Del Valle, es que no se produzcan problemas de salud entre los tripulantes, puesto que tras un periodo tan prolongado de encierro se temen episodios relacionados con la higiene que pudieran derivar en complicaciones de la salud de los marineros.

Además de la ayuda de Cruz Roja, algunos ciudadanos de Gijón decidieron acercarse hasta el muelle con alimentos, relató desde el remolcador Francisco Ávila, quien reconoció que también trabajadores del muelle intentan ayudar a los once tripulantes.

La nave turca tiene en sus bodegas un cargamento de cereal que debe entregar en Siria, pero al problema de una carga perecedera se suma la negativa de la tripulación a seguir trabajando sin recibir el dinero adeudado.

Además de la deuda con la tripulación, la empresa armadora tiene que pagar al puerto gijonés las tasas de atraque y de los servicios portuarios que ha recibido el buque turco. De momento, todos siguen a la espera de noticias del armador y de que el conflicto se resuelva positivamente para las parte en conflicto.

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