Termina el "infierno" de Marina, que ha convivido dos años con las obras

  • Esta discapacitada sufrió las obras de Marqués de Vadillo durante 24 meses en los que salir a la calle fue un suplicio diario.
  • Marina Bravo dice que "no pretende dar pena, sólo llamar la atención del Ayuntamiento".
Marina, antes de finalizar las obras, pasa con su silla por uno de los caminos habilitados para atravesar el puente de Toledo.
Marina, antes de finalizar las obras, pasa con su silla por uno de los caminos habilitados para atravesar el puente de Toledo.
Jorge Paris
Marina, antes de finalizar las obras, pasa con su silla por uno de los caminos habilitados para atravesar el puente de Toledo.

Marina Bravo (discapacitada de 49 años) se afana estos días con entusiasmo en ultimar las compras de Navidad. Hasta ahí todo normal si no fuera porque acaba de recuperar la normalidad tras pasar casi dos años, hasta el pasado 27 de noviembre, alejada del ajetreo de la vida diaria. Fue entonces cuando, tras "un infierno", finalizaron las obras en la glorieta de Marqués de Vadillo y las calles aledañas (en Carabanchel), quedando la zona abierta nuevamente a coches y peatones tras soportar, primero, las obras de la M-30 y luego las del Plan E.

"No pretendo dar pena, sólo quiero llamar la atención del Ayuntamiento. Nadie se ha ocupado de señalizar itinerarios alternativos para nosotros las personas con discapacidad durante este tiempo", denuncia esta mujer que ha visto cómo cosas tan sencillas como "ir al banco o al supermercado" se convertían en auténticas "pesadillas".

Y todo por culpa de bordillos impracticables, aceras estrechas, rodeos eternos o vehículos de obra cerrando el paso. "He llorado de impotencia", recuerda, sabedora de que su calvario ha quedado ya atrás y esperando que otros no pasen por lo mismo. Muchas veces, sólo ha logrado salvar los obstáculos gracias "al personal" de la obra, que ha parado radiales o abierto hueco exclusivamente para que pudiera llegar al ambulatorio.

Para que no se repitan casos como el de Marina, la asociación de personas con discapacidad, Famma, pide que las obras lleven siempre aparejados itinerarios alternativos para los discapacitados.

Suelo vibrante y frenos para la silla

El fin de las obras mitiga el calvario de Marina, pero le trae otros obstáculos e incomodidades. "Han colocado un pavimento muy rugoso y que hace vibrar la silla cada vez que paso por el puente de Toledo", se lamenta. Además, en muchas de las calles (General Ricardos, Antonio Leyva y Antonio López) los remates son muy "irregulares" y no favorecen el tránsito de una persona con movilidad reducida, que ve cómo la silla se queda trabada.

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