Esta iniciativa, en la que puede participar cualquier interesado, se remonta a 35 años atrás, donde la idea surgió de dos jóvenes de 13 años que decidieron hacer una carrera en calzoncillos tras celebrar la entrada de año con sus respectivas familias.
De una "simple ocurrencia", se ha pasado a una "auténtica realidad" donde "cientos de vecinos" se despojan de sus ropas para participar en la prueba, al término de la cena de fin de año y tras sonar las 12 campanadas y comerse las tradicionales uvas, según la misma fuente, que señaló que la carrera se desarrolla íntegramente en la Plaza del Ayuntamiento. Tras las dos primeras vueltas, los participantes reparan fuerzas con dulces navideños, cava valenciano y bandejas de merengues.
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