El director del Cepesma (Coordinadora para el Estudio y la Protección de las Especies Marinas), Luis Laria, señaló hoy a Europa Press que si la serpiente —lo más probable una pitón— que se escondió en el interior del tronco de un árbol no quiere salir del rincón en el que se oculta "va a ser imposible sacarla". Por este motivo, se ha optado por evitarle más stress a la víbora y se esperará a que pase el fin de semana para ponerle comida de cebo.

Laria explicó que la serpiente, descubierta en el barrio gijonés de Montevil en la confluencia de las calles de Ramón Areces y Japón, puede bajar por el tronco cuando quiera, aunque hay instalada una valla metálica como precaución para que no escape. El Cepesma decidió quitar la espuma que habían colocado los bomberos para sellar la entrada para evitar así que el animal se asfixie.

Asimismo, el equipo del Cepesma en Gijón se desplaza varias veces al día hasta la zona para comprobar si la serpiente se anima a salir del tronco o si se acerca lo suficiente como para capturarla, ya que no deja de ser un animal peligroso. Además, hoy mostraron dos tipos de serpiente a quien la vio primero, para determinar la especie que es. Laria apuntó que por la descripción que hizo y la comparación con los animales que le mostraron, lo más posible es que se trate de una pitón.

Por otro lado, después de que ayer una pareja avistara al animal y diera aviso a una sidrería próxima, desde donde se alertó a la Policía, se echó humo en el interior del tronco para intentar que la serpiente abandonara el árbol.

El Cepesma, debido al stress sufrido por el animal, dejará pasar unos días antes de poner ratones muertos para que la serpiente se decida a salir. Además, la antigüedad del árbol —un viejo roble_no hace que me merezca la pena que se tale o se abre un orificio para rescatar a la serpiente.

Asimismo, Laria señaló que son animales de sangre fría por lo que con estas temperaturas su metabolismo baja al mínimo y seria capaz de no comer en hasta dos meses. En este sentido, señaló que las bajas temperaturas nocturnas no ayudan y añadió que si no se recupera el animal, éste podría morir.

En cuanto a su procedencia, señaló que lo más probable es que alguien la haya soltado, pero también apuntó a la posibilidad de que a su dueño se le haya escapado y no quiera decirlo por miedo a las consecuencias o incluso que no tenga los papeles de la serpiente. Laria lamentó que exista un vacío legal "importante" en este aspecto, ya que opinó que debería haber un registro en el que figuraran los datos de quienes compran este tipo de animal.