Condenado un menor que trató de agredir a su madre con una barra de hierro y después forcejeó con su abuela

La titular del Juzgado de Menores número 1 de Santander ha condenado por un delito de violencia doméstica, y sendas faltas de amenazas, a un menor que intentó agredir a su madre con una barra de hierro y que después forcejeó con su abuela.

La sentencia, dada a conocer hoy, considera probado que el joven, que cuando ocurrieron los hechos tenía 16 años, convivía con su madre en Torrelavega. Desde principios del año pasado, el menor venía presentando un comportamiento agresivo contra su progenitora, a la que amanezaba repetidamente con agredir cada vez que ella le reprendía alguna actuación o actitud.

Así las cosas, el 17 de octubre de 2008, el joven pidió dinero a su madre y, al negarse ésta a dárselo, cogió una barra de hierro con la que intentó agredirla, lo que no consiguió al apartarse la mujer.

Seguidamente, el inculpado cogió de un joyero una pulsera y varios anillos de oro, si bien su madre le impidió que saliera de casa. Después, al ver a sus abuelos a y un tío suyo al que había llamado su madre, les amenazó diciéndoles "no voy a olvidar esto, os voy a matar", a la vez que forcejeaba con su abuela, de 63 años de edad, que intentaba sujetarle, por lo que tuvo que ser separado y reducido por su tío.

Igualmente, y estando ya reisidiendo en el Centro de Atención Integral a la Infancia y la Familia (CAIF), el 6 de enero de este año 2009, el acusado llamó por telefóno a su madre, insultándola y amenazándola con que la iba a matar.FALLO

La sentencia considera los hechos protagonizados por el acusado constitutivos de un delito de violencia doméstica y de dos faltas de amenazas, calificaciones con las que el menor y su letrado se mostraron conformes, y acuerda para el joven la medida de convivencia con un grupo educativo por un plazo de doce meses.

Sin embargo, la misma sentencia acuerda la suspensión de la ejecución de dicho fallo, por un periodo de un año, a condición de que el menor no sea condenado por sentencia firme por algún delito cometido durante ese tiempo; que asuma el compromiso de mostrar una actitud y disposición de reintegrarse a la sociedad, no incurriendo en nuevas infracciones, y que cumpla adecuadamente las pautas educativas del centro donde actualmente se encuentra ingresado, además de someterse a un programa de deshabituación de estupefacientes.

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