Vladimir R.E, el joven de 22 años acusado de matar a su ex novia, a la madre de ésta y su propio primo el 28 de mayo de 2007 en la Pobla de Vallbona (Valencia), ha aceptado cumplir una pena de 59 años de internamiento en un centro penitenciario psiquiátrico.
En el juicio, que ha quedado visto para sentencia, el acusado se enfrentaba a una pena solicitada por el ministerio fiscal de 85 años de cárcel, que finalmente se rebajó a 59 años computables en un centro penitenciario psiquiátrico por tres delitos de asesinato, dos de asesinato intentado, un delito de daños por incendio, otro de maltrato y otro de amenazas. No obstante, tal y como establece el Código Penal, el joven sólo podrá cumplir un máximo de 25 años.
El acusado no quiso hacer ninguna declaración en la sala, ni que el ministerio fiscal leyera el relato de los hechos. Vladimir escuchó cómo la madre de su primo, el padre de su ex novia, o una vecina ratificaron los hechos y lo señalaron como autor del triple asesinato. Por su parte, el psiquiatra que lo atendió antes del crimen confirmó que sufría depresión y dificultad adaptativa, mientras que los forenses aludieron a un cuadro compatible con psicosis cocaínica.
Con su actuación, el joven reconoció los hechos, que tuvieron lugar en la noche del 28 de mayo de 2007, dos meses después de que su novia -con la que había salido unos tres años- decidiera romper la relación como consecuencia de los celos de éste.
Quería "vengarse" de ella
Ante la negativa de su ex novia de volver con él, el joven comenzó a planear su muerte. Sobre las 5.00 horas del 27 de mayo, el acusado se dirigió al domicilio de ésta y se introdujo en el dormitorio, donde le asestó 41 puñaladas mortales con un machete de doble filo.
Los gritos de la víctima despertaron a su madre, que dormía en la habitación de enfrente, y que acudió a socorrerla. El joven también se dirigió a ella y comenzó igualmente a clavarle el machete, hasta 12 veces, lo que le ocasionó la muerte.
Tras ello, el acusado se fue a la buhardilla, encendió el ordenador y buscó sus fotografías, para observar si en alguna de ellas salía con algún otro chico. Luego buscó su diario, lo cogió, salió a la terraza y lo leyó tranquilamente.
Una vez salió de este domicilio, pensó que la culpa de todos sus males era de su primo Ramón, tras lo cual se dirigió a casa de éste y prendió fuego a la habitación en la que dormía. El primo sufrió quemaduras de tercer grado en un 90% de su cuerpo que le provocaron la muerte.
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