El pasado sábado , a la 01:57 de la madrugada venía al mundo el nieto de la princesa Margarita,con un peso y estatura, digno de sus ancestros vikingos, y acorde conlas medidas de la familia: 3.500 kg de peso y 51 cm de estatura. Tantola madre como el niño se encuentran estupendamente.

El parto tuvo lugar en el Rigshospitalet de Copenhague, un centro sanitario público perteneciente a la Universidad de la capital danesa. El príncipe Federico estuvo presente en el sanatorio durante todo el proceso del parto.

Cuando en una rueda de prensa improvisada le preguntaron a quien se parecía, Enrique prefirió no mojarse: "Se parece a un bebé pequeño”.

El heredero de la Corona Danesa, un príncipe muy espontaneo, confesó que había llorado al ver a su hijo por primera vez. Enrique, proclive a las lágrimas,-se emocionó vivamente en su boda. es conocido entre sus súbditos como el príncipe llorón.

“No hay que hacerse el superhombre”, afirmó. Veinte un disparos de cañón saludaron en Copenhague la llegada del recién nacido. La bandera danesa ondea en todas partes, se encendieron hogueras en las colinasde todo el país siguiendo una costumbre ancestral. La televisión hadado amplia cobertura al nacimiento real, casi tanta como en Australia,donde nació Mary Donaldson.

En Sidney no hubo cañonazos, ni soldados vestidoscon uniformes de gala, pero los propietarios del establecimiento dondela pareja se conoció,celebraron una fiesta con barra libre de cerveza para todo el que se acercara por el bar.

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