Han pasado frío, calor, hambre, sueño. Han sentido soledad, aburrimiento, tristeza... Los ex mineros de Boliden encerrados en la Catedral desde el 11 de junio abandonaron ayer la protesta, tras 263 días de huelga.

En sus caras hay decepción y desánimos, al no haber conseguido de la Junta lo que esperaban: la recolocación de los 73 mineros. «Nos vamos, sí, pero para seguir peleando», dijeron al salir del templo entre aplausos. Aunque continuarán con las movilizaciones, quieren replantear la estrategia.

"Yo me he perdido el embarazo de mi mujer"

¿Lo peor? La incertidumbre de no saber qué pasará y el no ver a sus familias. «No queremos estar más tiempo lejos de casa para nada», dice Juan José Fernández, portavoz de los mineros. De nada sirvió la huelga de hambre que hicieron 26 hombres durante 32 días. «Llegamos a perder 17 kilos».

Y todos se han perdido cosas que han pasado en sus casas: «yo me he perdido el embarazo de mi mujer, que casi no llego al parto», dice Antonio García. Su compañero Antonio Salido añade, «nos hemos perdido los cumpleaños de nuestros hijos. La mía cumple hoy 18». Juan José también lo ha pasado mal: «mi niña cumplió 4 años y ya habla bien. La he visto muy poco».

¿ Lo mejor? La solidaridad: «los bares nos abrían las puertas para darnos de comer, y el organista de la catedral, que nos animaba con sus conciertos». Para matar el tiempo, «muchas lecturas, mucho Sudoku y muchas charlas, aunque llegó un momento que dejamos de hablar del tema. Si no, te volvías loco».

A quien le están más agradecido es al Arzobispo de Sevilla, que fue a visitarles varias veces. «Antes de irse se despidió de nosotros y se emocionó. Hemos salido un día antes del homenaje que le darán hoy por su marcha».