Thyssen,  un legado maldito

  • La multimillonaria herencia artística del barón Thyssen se cobra, una vez más, el enfrentamiento entre padres e hijos.
  • Estas son las claves de la contienda.
Blanca Cuesta, Borja Thyssen y Tita Cervera.
Blanca Cuesta, Borja Thyssen y Tita Cervera.
Archivo
Blanca Cuesta, Borja Thyssen y Tita Cervera.

"Cría cuervos...", reza el refrán. Carmen Cervera sabe muy bien cómo concluye el dicho. Lejos quedan aquellos años en los que luchó y consiguió para su hijo Borja el cotizado apellido Thyssen, provocando las iras de los cuatro hijos biológicos del generoso Heini y dando comienzo a un culebrón que deja en minucias los descarnados entresijos de Falcon Crest y Dinastía.

Fue entonces cuando sobrevinieron los primeros lances filiopaternales entre el Barón y sus vástagos, especialmente con el mayor, Georg. Presenciamos ahora la segunda temporada con Tita y su rebelde retoño como protagonistas de una particular guerra.

Claves de la contienda

La revista ¡Hola!, portavoz oficial de ambos contendientes, resume esta complicada trama, cuyo vértice se sitúa en 2002 con el llamado Pacto de Basilea, un acuerdo familiar que ponía fin a cuatro años de litigios multibillonarios. Repartía las propiedades artísticas del barón (que moriría dos meses después) en diferentes trust que llevaban el nombre de grandes artistas: Ghirlandagio, Fragonard, Leonardo y Antonello para sus cuatro hijos biológicos. Y un quinto, el trust Caravaggio, para la esposa, Carmen Cervera. Para su hijo adoptivo, nada.

La revista contradice así la afirmación que el propio Borja hacía en esas mismas páginas la semana anterior, cuando afirmaba ser cobeneficiario de la colección Thyssen-Bornemisza. Según él, recibió una serie de bienes y derechos a título personal, manejados por el trust de su madre, a cambio de su "renuncia" al reparto familiar. Y ahora quiere su tajada, incluyendo dos cuadros (un Goya y un Giaquinto), que asegura recibió en su niñez como regalos del Barón, pero en los que al parecer figura sólo como titular, no como propietario legal.

La cuestión es que al convertirse en un trust, el legado Thyssen ya no contempla la figura del heredero, sino del beneficiario. Y, según las leyes, si un beneficiario impugna el acuerdo, puede quedar excluido del mismo. El desenlace aún está en el aire.

La otra versión de la historia

Para Borja Thyssen, su madre está cegada por su afán proteccionista y todos los problemas comenzaron cuando anunció su boda con Blanca Cuesta. "Si me divorciara todo cambiaría", aseguraba recientemente, confesando de paso que mantiene un contacto nulo con las gemelas (sus hermanastras) y que su madre ignora a su hijo Sacha (del que tuvo que hacerse cinco pruebas de paternidad por deseo suyo).

Borja ha reclamado la información relativa a sus intereses y derechos, pero Tita no responde. Y si insiste en su postura, asegura él, la llevará a juicio. Ella sólo ha respondido a los medios: "Ni quiero, ni puedo, ni debo decir nada: éste es un asunto que está en manos de mis abogados".

Mostrar comentarios

Códigos Descuento